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AnaCrónicas

por Otis

No constituye sin duda un evento ordinario el que el oriental horizonte a luz dé un sol bajo cuya luz, en la que altivas prevalecen las longitudes de onda del amarillo orden de las cinco mil unidades angstrom, depáreseme la dicha de anunciaros a vosotros, mis inquebrantables no obstante que pecuniariamente, ya que no moralmente, impagos lectores, una esplendorosa nueva como la que mi cardíaca bomba alboroza el día que comienzo ha dado con la antedicha y sólo en apariencia cotidiana elevación del no en vano denominado Astro Rey. Pues hoy, precisamente hoy en el cíclico y sinusoide transcurrir de las jornadas, únesenos con toda la pomposa circunstancia que tal evento amerita una presencia acerca de la cual incluso el menos discerniente de entre vosotros hablar oído ha. Refiérome a alguien cuyo nombre, al aprehender en inminentes instantes cuya alfabética composición habréis de estallar en gozoso y extático llanto si figurar anheláis en los primeros puestos de mis predilecciones, atesoráis en vuestras memorias cual mnemónica reliquia si la adecuada incondicionalidad prestáis a vuestras AnaCrónicas; pues Dänik Eraparauntaar es tal nombre, y quien con bizarría lo porta dignamente ocuparase a partir de este momento exacto de la hiposección de mi vasto intelecto surgida y bautizada Allende lo razonable; diputación ésta que permitirame en lo sucesivo consagrar íntegramente mis horas de vigilia a la meditación y la contemplación en vistas de la indubitablemente augusta mas por lo presente ignota misión que el contacto de mis plantas ha determinado con esta curva y necesitada de redención superficie terrestre, en lugar de derrochar mis auríferos momentos en alimentar a un hatajo de ingratos cuervos oftalmófagos como sois vosotros.
      De buen grado es que transcribo a continuación, para vuestra recreación y deleite, la breve mas emotiva esquela que el suprascripto perquisidor de irreales realidades remitido ha a mi donairosa estampa y, por mi esclarecido y honroso intermedio, a todas aquellas conmovibles ánimas que la indiferenciada masa conformáis que mes tras mes escrupuloso tributo rinde a estos tanto seráficos en cuanto que incorpóreos folios, la cual del siguiente modo reza:

Estimado señor Otis:
            Agradezco profundamente y acepto con gusto su invitación a unirme al grupo de trabajo que produce la sección
AnaCrónicas. Puedo asegurarle que es verdaderamente un acierto de su parte el haber advertido mis dotes como iluminador de lo oscuro y difusor de lo oculto al punto de hacerme partícipe de tan audaz empresa. En cuanto a mí, ¿con qué palabras expresar el honor que significa colaborar con Axxón, la publicación que durante tantos años ha informado valientemente al público acerca de lo misterioso y lo paranormal; teniendo además la sagacidad y el ingenio de burlar a los inquisidores, haciendo pasar ante sus estrábicos ojos estos vitales asuntos como meros “cuentos y novelas de ciencia ficción”?
            Atentamente

            Dr. Dänik Eraparauntaar, Hd.P.

Hemos, pues, de brindar una apropiadamente pundonorosa bienvenida a quien con el egregio obsequio de su impar pericia nos agasaja en estas solsticiales celebraciones, en las que lo sacro y lo terreno, lo místico y lo seglar, se fusionan en sincrética amalgama bajo los ornamentales frutos de las coníferas que en nuestros hogares suelen en tales fechas medrar. ¿Se os ocurre acaso, abribonados granujas, una mejor manera de tal efectuar que ardorosamente leer el revelador opúsculo con que su acorrimiento a nuestra sección inaugura? Cerrad pues vuestras bucodentales cavidades y no abraislas sino ante los prodigios que ante vuestros de mediocridad entumecidos oculares globos de marchar habrán en mirífica procesión. ¡Vamos, leed y maravillaos; mantened a mis ojos viva la quimera de que merecido tenéis cuanto por vosotros me esfuerzo!

Runa
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