PERSONALIDADES II:
AUTÓMATA DE BUENOS AIRES

Gonzalo Santos

Argentina

Me dan miedo esos ojos. Ahora los veo adheridos a la cara de mi novia. Son verdes y no me gustan. La verdad, hubiese preferido otra mujer, aunque fuera más fea, tuviera menos pechos, pero con unos ojos más normales. Porque ésos son verdes y no me gustan. Por eso ayer le dije que no quería verla por al menos una semana. Se lo dije, no a ella, sino a sus ojos; no con palabras, sino con ojos. Con mis ojos. De ojo a ojo, la miré, los miré y se lo/s dije. Entonces sus ojos me entendieron porque dejaron caer una lágrima (¡una lágrima verde!). Pero ella, en cambio, no. Ella se reía. Le causó gracia ver a un perro copulando con otro perro. Qué se le va a hacer. "Las cosas son así", dijo. Pero si las cosas son así, sus ojos no son así. Sus ojos son verdes y no me gustan; una vez me gustaron, pero eso fue (ahora me doy cuenta) porque la verdura de sus pupilas me había hipnotizado.

Como verán (y realmente no sé quiénes verán porque supuestamente yo ahora no estoy hablando con nadie) esta situación tiene algo, o muchas cosas inexplicables; pero sin embargo ayer formulé una teoría: las personas, se creía en la antigüedad, tienen una parte del alma, la mente o lo que fuera, en el cerebro; otra, en el corazón; y otra, en el vientre. Ahora bien, yo creo que el alma, la mente o lo que fuera de ella, de mi pareja (si es que tiene algo), está concentrada totalmente en un solo lugar: en los ojos, en los ojos que (repito) son verdes y no me gustan.

(Hace un momento he agarrado una lapicera y me he sentado; he escrito mi nombre en el centro de la hoja y en la parte inferior derecha he firmado; ahora, en los márgenes, escribo: suprimiendo los anacolutos y las incoherencias, el desorden, un escritor de ficción científica se escribiría flor de cuento leyéndome la mente, este flujo a veces poético que pasa como una corriente heracliana —la misma persona siempre se inscribe otra en ella— en que se bañan seres y cosas..., que ya es cliché incluso para la gente que no sabe...).


Ilustración: Aradano

...Y también sus ojos. Sobre todo me dan miedo sus Ojos. Sus Ojos me dan miedo también a la noche, ahora (¿dónde los habré visto?). Hoy son verdes y no me gustan. Hay que sacarlos. Hay que agarrar una pinza y sacarlos y purificarlos en una hoguera para que salgan los espíritus del mal (entre los que, sin duda, debe estar la salamandra de mi suegra, y todo el hedor de su ascendencia). Sí. Se lo tengo que decir a Gustavo. No me tengo que olvidar. Los ojos, hay que decirle, es preciso que se vayan. Que la dejen a ella y a mí. A los dos. Yo prendo el fuego y él que se ocupe de las herramientas. Gustavo es dentista y sabe. El otro día sacó tres muelas en menos de cinco minutos. A la noche lo felicitamos todos. Sabe mucho. Además, a él tampoco le gustan estos ojos verdes. Un día me lo dijo: "esos son verdes y no me gustan". En ese momento yo no le respondí nada; seguí comiendo como si no hubiera ocurrido algo. Pero al rato, recuerdo, finalmente asentí: reconocí que sí, que tenía razón. A mí tampoco, le dije. Yo pienso lo mismo que vos: (también para mí) son verdes y no (tampoco a mí) me gustan, le dije también. Me gustaron, pero ahora no me gustan porque me he curado de la hipnosis. Cuando me dijeron: "estás hipnotizado", me ocurrió algo similar a lo que ocurre cuando estás soñando y de pronto un personaje del sueño te dice que estás durmiendo, que tu yo duerme, que el yo que usás ahora es en realidad (o mejor dicho en sueño, es en sueño) un personaje del sueño, como él. Entonces ayer cuando la volví a ver le dije que no quería verla por al menos una semana, en el sueño, todos lo saben, la categoría tiempo no existe... "Es porque necesito pensar", le dije. Además, tengo que hablar con Gustavo porque Gustavo sabe. Sabe mucho, Gustavo. Hace poco sacó tres muelas. Si tuviera tiempo pensaría más en Gustavo. Lamentablemente, ahora tienen prioridad cosas un poco más urgentes. Además, me acordé de una cosa que es obvia, si no crucial: sus ojos son verdes y nO me gustan. Por eso no me tengo que olvidar: hay que hacer algo. Si no hay otra, hay que sacarlos. Hay que agarrar una pinza y sacarlos para ver lo que tienen adentro, como hacía de chico con los sapos del jardín del fondo y como hice un día con un perro que tenía esos mismos ojos verdes y feos (ahora lo recuerdo) que se posaban en mí a la noche desde la ventana. Sí, ahora que lo pienso lo recuerdo: esos ojos los vi en el perro la primera vez. Todo comenzó en el perro (¿cómo pude olvidarlo?). Ocurrió así: los ojos del perro sobrevivieron al perro. Pasó eso. Pasó el perro. Pasaron los ojos. Y ocurrió que pasaron (ahora me doy cuenta) del perro a mi pareja (y antes seguramente del diablo, lo que fuera que éste sea al perro) porque al fin y al cabo el misterio es éste: todo tiene que ver con todo, y ahora no hay otra. AhOra hay que sacarlOs. Quién sabe las cosas (incluido yo) que vierOn y las cosas (incluido yo) que manipularOn. Esos ojos. No, esos ojos me dan miedo. Esos ojos se reflejan a sí mismos, son hiedra, yo ya me di cuenta. Hay que sacarlOs. Y Gustavo sabe cómo hacerlo. Pero sus ojos son verdes y no me gustan. Mejor hay que decirle a Ricardo. Ricardo también sabe. Ricardo es plomero y sabe mucho. Quién sabe las cosas (incluido yO) que habrán hecho...



Gonzalo Santos nació el 28 de noviembre de 1984 en Lanús, provincia de Buenos Aires, Argentina. Sus influencias literarias son muchas y variadas: Alejandra Pizarnik, Arthur Clarke, Sartre, Saer, Borges, Kafka, Proust, Ray Bradbury, el teatro del absurdo y Góngora. Pero según seņala, él cree que, en verdad es muy difícil saber qué autores le dejaron marca, y que ha nombrado éstos porque son los que más le han gustado. Disfruta escribir, y lo que más escribe es poesía. Ahora está haciendo el profesorado de Lengua y Literatura en el Instituto Superior de Formación Docente Nš 1 de Avellaneda. Hemos publicado en Axxón: PERSONALIDADES (175)


Este cuento se vincula temáticamente con "EL MITO DE LA CAVERNA", de Felicidad Martínez (159) y "BURBUJA DE HUMEDAD", de Libia Brenda Castro R. (158)


Axxón 185 - mayo de 2008
Cuento de autor latinoamericano (Cuentos: Fantástico: Fantasía: Surrealismo: Alucinaciones: Demencia: Argentina: Argentino).