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Editorial - Axxón 139

Posibilidades
por Eduardo J. Carletti

Los meses pasados la Lista de Axxón estuvo muy nutrida en conversaciones sobre temas verdaderamente importantes, como la evolución, la superpoblación y los problemas con los alimentos y la energía, los combustibles, el teletransporte y replicación de objetos y seres humanos (donde entró la existencia o no de un alma), los fractales, los cambios climáticos, y otros temas más, cada uno más trascendental que el otro. Y aunque no faltaron opiniones y posiciones irritantes, éstas fueron aceptadas en la discusión y recibieron opiniones y respuestas como cualquier otra.

Al mismo tiempo, por actividades de mi ámbito personal debí investigar, profundizando mi conocimiento sobre el fenómeno de la comunicación en Internet: los chats, el correo electrónico, las teleconferencias, las listas y foros, etc. Sumando ambas cosas, quisiera referirme a un fenómeno creciente que creo ver, que de alguna manera se opone o ayuda a suavizar, al menos, las carencias educativas que se producen en los jóvenes y niños por la falta de lectura y los cambios de los programas educativos que parece haber traído adjuntos la globalización.

En el caso de la Lista, debo decir que la gente que participa parecería haber alcanzado una gran madurez. En otros momentos de su historia, algunos debates sobre temas controvertidos concluyeron con algunos insultos, o al menos exabruptos, y debieron cesar (a veces a la fuerza por la intervención del Moderador). Esto no quiere decir que no se repitan los choques, más aún si ingresan nuevas personas, pero parecería que la Lista —que, hay que decirlo, está compuesta de centenares de personas— ha alcanzado una situación de equilibrio entre la libertad absoluta y el autocontrol. Si sumamos esta civilidad para la discusión, más la posibilidad que nos da Internet de profundizar en el conocimiento de los temas aún al mismo tiempo que los discutimos, hay que aceptar que al menos en lo que se trata de especular y argumentar sobre temas científicos y del conocimiento, la red aporta un instrumento muy poderoso.

De lo que estoy seguro es que algunos escritores que participan, como me pasa a mí, se deben inspirar más de una vez con las ideas, planteos, visiones, enfoques e información que pasa por esas decenas de mails, escritos por muchas personas y, por suerte, por algunas con muchos conocimientos. Ya el fenómeno no es solamente el gusto de conocer y dar a conocer las opiniones, o enterarse de cosas, sino encender chispas.

Y también se despiertan ideas sin cesar —o alimento para reforzar otras ideas— al leer las noticias, que traen tantas cosas increíbles día a día. Como cada noticia tiene sus links, o si no los tiene igualmente se está a un par de clics de entrar a la red y profundizar los datos, el potencial disparador para las ideas es impresionante. Esto es algo que yo sé perfectamente que no teníamos antes, ni siquiera con dinero. Apenas se contaba con alguna sección en un diario o revistas, por lo general muy breve, recortada y esclava del espacio, ya que se les asignaba muy poco por ser cuestiones "poco populares". O se podían adquirir revistas especializadas en divulgación cuyo defecto era ser de orientación muy popular, por lo que las llenaban de imágenes pero aportaban textos muy breves y vacíos. (Sí, estaba Investigación y Ciencia, pero bien cara, por supuesto, y una vez por mes.)

En un tiempo hubo una revista que fue muy interesante, muy inspiradora, porque venía llena de textos que despertaban ideas (que lamentablemente no se extendían demasiado en algunos casos): se llamaba Omni. La historia de esta revista fue explosiva, y llegó a tener una tirada millonaria y ser, físicamente, un tremendo y pesado volumen de centenares de páginas, con ilustraciones de primerísimo nivel y cuentos de los mejores escritores. El problema es que para los latinomericanos era casi inalcanzable, primero porque estaba en inglés y segundo porque, o no llegaba, o cuando llegaba era muy cara. Hubo una versión en español, pero duró muy poco, que yo sepa.

Así y todo, juntando Omni, Investigación y Ciencia y otras revistas, si quieren, no se llega al volumen de información al minuto que se puede obtener con unas horas de navegación. Y me refiero solamente, para acotar, a información científica nueva. Ni hablar de las vidas sucesivas que necesitaríamos para metabolizar toda la información científica que hay en Internet. (Sí, la mayoría en inglés; en español es muy pobre.)

Quizás nadie lo haya notado, pero el espíritu de Axxón se inspira (no quiero decir que se aproxime, aunque lo intentamos todo el tiempo) en tres puntales: Más Allá, Nueva Dimensión y la que acabo de describir, Omni.

Algunos lectores seguramente se sonreirán y pensarán que estoy siendo demasiado ambicioso y un poco creído. No es así, ambicioso sí, creído no. Me da la impresión que ponerse metas difíciles es lo mejor que se puede hacer, y volverse obsesivo por alcanzarlas la única manera de aproximarse sólo un poco, aunque sea.

Los fenómenos son muy difíciles de estudiar mientras suceden. Yo creo que Internet nos está dando la posibilidad de elevar las miras de todas nuestras actividades. Sí, su contenido no es perfecto. Hay mucha basura, sí. Sin embargo, a pesar de todo eso, nunca como ahora tuvimos al alcance tanta información buena, de primerísimo nivel, originada directamente en los mismos actores de los descubrimientos en la mayoría de los casos.

Esto es libre de ser aprovechado o no, por supuesto. Le da herramientas a quien quiera usarlas (y pueda, hay que aceptar que Internet aún no está al alcance de todos).

Espero que los escritores de estos temas que nos unen aprovechen lo que tienen disponible. Nosotros seguiremos aquí, ayudando a seleccionar el material y mostrándolo. En nuestro ámbito, el de la ciencia ficción, fantasía y terror, siempre ha sido difícil progresar y lograr algo de lo que uno ambiciona. Me refiero, por supuesto, a nuestros países. Ahora hay algunas lucecitas más en el camino.

No sé hasta donde podemos llegar todos juntos, pero posiblemente sea mucho más que lo que podríamos lograr si no tuviésemos esta extraordinaria magia que nos ofrece Internet.

Eduardo J. Carletti, 1 de junio de 2004
ecarletti@axxon.com.ar


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