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4/Jul/03

Vuelve La dimensión desconocida por Fox

Este sábado, comienza la tercera etapa de este serie símbolo de la ciencia ficción. El actor Forest Whitaker será el presentador de cada capítulo, rol que en el original tenía el creador: Rod Serling.

El nuevo anfitrión: Forest Whitaker.

(Clarín) Al igual que el crepúsculo que existe entre la luz y la sombra, hay en la mente una zona desconocida en la cual todo es posible. Todo es posible en el reinado de la mente. Todo es posible en La dimensión desconocida (en inglés: The Twilight Zone). Tal vez el único elemento que remita a la legendaria serie con mayor fuerza que esta introducción es la inquietante partecita de piano que la musicalizaba: obsesiva, enloquecedoramente repetitiva. A tal punto que Fox la usó para promocionar la nueva etapa de la antología: sólo el pianito sobre una placa que decía "¿Te acordás de esta música?". Claro que nos acordamos. Así las cosas, el estreno es este sábado, a las 20.00.

La dimensión desconocida no fue el primer programa episódico con finales que desafiaban el relato lineal, pero con toda seguridad es el más famoso. Retroalimentando la paranoia mundial ante la era atómica y la carrera espacial, los guiones de las primeras temporadas (1959-1964) abundaban en holocaustos nucleares y encuentros cercanos de varios tipos. Otro dato a tener en cuenta es que, además, estaban en la era McCarthy. Como dijo su creador, presentador y guionista, Rod Serling: "Si pongo tales o cuales palabras en boca de un hombre, corro el riesgo de que me acusen de antinorteamericano. En cambio, si el que dice las cosas es un marciano, nadie puede acusarme de nada". Además de Serling, en el equipo estaban Richard Matheson (¿hay algún libro más en la onda Dimensión desconocida que Soy leyenda?) y Charles Beaumont. Por los protagónicos pasaron los por entonces ignotos Robert Redford, William Shatner, Robert Duvall y Burt Reynolds, por citar sólo a algunos.

Inicialmente, cada episodio, en riguroso blanco y negro, constaba de una historia de media hora. Pese a estar vestidos de historias de fantasmas o de viajes espaciales, se trataba en realidad de fábulas morales que desnudaban las facetas más tenebrosas de la condición humana: los prejuicios, la intolerancia, los miedos. Cebados con el éxito de las primera temporadas, los ejecutivos de la CBS creyeron que lo agrandarían extendiendo la duración de las historias. Craso error, no tardaron en volver al formato original cuando el ritmo de los relatos se vio perjudicado, y con él los niveles de audiencia.

En 1985 vio la luz una nueva camada de episodios agrupados bajo el nombre de La nueva dimensión desconocida, o simplemente Dimensión desconocida '85. Aunque Rod Serling, faro creativo de la edición anterior, ya no participaba de la serie, la relación era indiscutible más allá del nombre. Sin embargo, los episodios que salieron al aire entre el '85 y el '88 no contaron con el visto bueno del público, pese a que la chispa era más o menos la misma que encendía el producto original. Pero claro, no es lo mismo contar melancólicas historias en unos años sesenta en que todo estaba por descubrirse que en los reaganianos ochenta que tuvieron a Rocky y a Rambo (ambos protagonizados por Sylvester Stallone) como ícono popular... o en este principio de siglo regido por George W. Bush. ¿Casualidad? El hecho de que las tres etapas de la serie de antología hayan florecido en períodos de supremacía republicana deja al descubierto el hecho de que la paranoia es una de las principales herramientas al servicio de los gobiernos de "mano dura". Tal vez lo mejor de esta segunda camada del ciclo fue el plantel de guionistas: nombres de altísimo peso específico como Ray Bradbury, Arthur C. Clarke, Theodore Sturgeon, Sidney Sheldon, Robert Silverberg, Stephen King y Roger Zelazny se sumaron a los de Matheson, Serling y Beaumont. Aunque estos dos últimos habían fallecido hacía tiempo, la CBS decidió utilizar algunas de las historias que habían escrito con anterioridad. Curiosamente, y a contrapelo de las tendencias de la época, los peligros no venían del exterior (ya sea éste el espacio o un país extranjero): una vez más, las tramas demostraban que el peor enemigo es que se lleva dentro: uno mismo.

La nueva etapa de La dimensión desconocida vuelve recurrir a la figura del anfitrión, perdida en los '80. El elegido fue el actor y director Forest Whitaker (en la foto). Según el productor Pen Densham, "desde el principio sabíamos que tenía que ser él por su gran calidad como narrador y por cómo se involucra con las historias, cómo las comparte con la audiencia". Menuda responsabilidad, la de llenar los zapatos de Rod Serling. "Posiblemente yo vea las historias menos fantásticamente que él. Personalmente, me interesa lo que le pasa a la gente que enfrenta ciertas situaciones, y realmente admiro a aquellas personas que pueden sobreponerse a situaciones difíciles", explica Withaker. Para Ira Behr, productor del ciclo, "creo que el factor más atractivo de este formato (la antología) es el hecho de encontrarse cada semana con algo diferente. Esto no sucede en la mayoría de las series, en las que deben seguir la evolución de los personajes a través del tiempo".

Una de las historias del capítulo debut es "Evergreen". Una familia tipo se muda a un exclusivo barrio privado con la esperanza de encontrar un entorno más propicio para criar a sus hijas. Pronto se descubre el escalofriante modo en que se mantiene el orden en la demasiado prolija comunidad. Pero lo mejor llega con "One Night at Mercy": un médico salva la vida de un suicida que intentó ahorcarse (Jason Alexander, que interpretaba a George Costanza en Seinfeld). El hombre se identifica como el Señor Muerte, y cuenta que intentó matarse para no continuar tomando las vidas de otros. Luego de explicarle cómo sería la vida sin la muerte, el doctor convence a su paciente de retomar su macabra aunque con toda seguridad indispensable tarea.

Finalmente llegó la hora de volver a asombrarnos. Llegó la hora de, como decía Aldous Huxley en 1963, "abrir las puertas de la percepción". Llegó la hora de maravillarnos. Llegó la hora de La dimensión desconocida.