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Por Silvia Angiola


Hellboy - El ejército dorado (Hellboy II: The Golden Army)

Comentario por:
Diego J. Barcia

Dirección:
Guillermo del Toro

País:
Estados Unidos / Alemania

Año: 2008

Duración: 120 minutos

Género
Fantasía, Aventuras, Cómic

Intérpretes
Ron Perlman, Selma Blair, Doug Jones, Luke Goss, Anna Walton, John Hurt

Guión
Guillermo del Toro,Mike Mignola, basado en el cómic de este último

Producción
Lawrence Gordon, Lloyd Levin, Mike Mignola, Mike Richardson, Joe Roth, John Swallow

Estreno en cine:
9 de octubre de 2008


Hellboy - El ejército dorado (Hellboy II: The Golden Army)

Están encadenados en el cielo. Siete es su número. (...) Son como el viento desolado, que no conoce la piedad, que no sabe de la compasión.
Hellboy: Semilla de destrucción.


Mike Mignola creó a Hellboy en 1994, contando con la ayuda de John Byrne —experto en superhéroes— para el guión de su primera miniserie, Semilla de destrucción. Después de esa experiencia quedó a cargo de todos los aspectos del personaje, haciendo varias continuaciones que eventualmente fueron recopiladas en formato comic book. Todas ellas enmarcadas dentro de un orden dramático y cronológico y ambientadas en un mismo universo estructurado.

El humor era un elemento importante de la serie, sobre todo en los diálogos de su protagonista, entre cínicos y desafiantes. ("No quería propasarme contigo porque eres una figura mitológica" era la dedicatoria de un puñetazo lanzado a la cara de la diosa Hécate). Algunas de sus historias se caracterizaban por una extrema brevedad, a pesar de la cual Mignola siempre lograba una consistencia narrativa notable.

Si el mismo demonio descreído podía ser considerado como un antisuperhéroe, la serie también lo era desde su estructura dramática hasta en la relación entre sus personajes, como Abraham Sapien y otros. Hellboy no era un mesías o, mejor dicho, no lo quería ser. Las aventuras habían sido concebidas como un juego en equipo y, de hecho, el propio Hellboy se había vuelto tan importante que para desarrollar otros personajes Mignola tuvo que crear spin-offs. En ese sentido la saga jugaba con un tópico importante del género superheroico que, en sus orígenes, había abrevado del arquetípico semidiós de los mitos, retomando la idea del hombre elegido para beneficiar a la humanidad a pesar de ella misma. Superman, inspirado por la novela Gladiator (1930) de Philip Wilyie y el primero en su especie, era un símil de Hércules pero en la era de la ciencia ficción.

Lo novedoso era que Mignola construía un conflicto dramático poderoso haciendo que el ser venido de las profundidades, invocado por los nazis en un desesperado intento de cambiar el curso de la Segunda Guerra Mundial, cayera en las manos equivocadas, es decir, en las de los aliados: Hellboy obtenía así la posibilidad de elegir entre dos mundos; uno se lo deparaba su origen (el infierno) y su propósito (la destrucción); el otro, su libre albedrío.

Celebrado desde entonces como una obra mayor de la historieta, el agente paranormal, cuyo verdadero nombre era Anung un Rama, aunaba tradiciones en una mezcla que podría ser definida como posmoderna, aunque lejana al pastiche, porque su articulación recíproca daba como resultado una estética novedosa: Jack Kirby, pulp (El gusano conquistador, una de las entregas, está dedicada a Doc Savage entre otros) y la literatura romántica gótica y victoriana, las fábulas de Poe y, por extensión, el terror clase B de Roger Corman; los monstruos clásicos como Drácula y Frankenstein, pero también la mitología de Lovecraft, así como los cultos dioses griegos o las leyendas folclóricas tradicionales. En palabras de Guillermo del Toro en el prólogo a El gusano..., "El corpus de trabajo de Mike está firmemente enraizado en el acervo literario e historietístico de Machen, Lovecraft (...) y Kirby. Aunque lo que ha estado emergiendo de ellos es una especie única por derecho propio."

En las películas de Del Toro las referencias se matizan con alusiones al nuevo medio hermano de las viñetas. Abe Sapien se parece más a El monstruo de la Laguna Negra, clásico de la serie B; el nacimiento (o invocación) de Hellboy —narrado en el primer film— remite al desenlace de Raiders of the Lost Ark; el romance con Liz es análogo a aquél, fallido, entre el monstruo de Frankenstein y su émulo femenino en La novia de Frankenstein, continuación de la película que inaugurara la serie de horror de los estudios Universal en los años 30'; la mano derecha del demonio, uno de sus rasgos más misteriosos, es comparada con las del protagonista de Edward Scissorhands (cuando él salva a la ciudad, la policía advierte que "tiene un arma..."); los trolls remiten a los muñecos de la primera trilogía de Star Wars y uno de ellos hasta realiza un guiño que recuerda al extraño líder de la resistencia de Total Recall (El vengador del futuro). Asimismo en su veta comercial Del Toro se divierte incluyendo referencias a blockbusters hollywoodenses.

Aunque muchas de esas citas sean más lúdicas que significativas, sirven como nuevo contexto narrativo, no necesariamente igual al del cómic. El problema de las adaptaciones entre distintos medios o soportes es una cuestión espinosa, y más aún, a pesar de su proximidad histórica y expresiva (ambas son artes visuales), lo es entre historietas y películas. Lo que caracteriza a esta serie es el gran protagónico de Ron Perlman: como si Mignola se hubiese inspirado en él para su personaje. Ron es el actor elegido tanto por el director como por el creador en una primera opción y, al decir de Del Toro, "él es Hellboy".

La forma de producción de los comic books es una de las tantas diferencias con el cine. En este último medio se podría encontrar un formato parecido sólo en los extintos seriales de la década del 20' a principios de la del 50', que consistían en 10 a 20 capítulos de entre 20 y 30 minutos de duración. De hecho así fueron las primeras versiones audiovisuales de personajes historietísticos (Superman, Dick Tracy) si se excluye al cortometraje animado. La televisión robó este formato. No obstante, en las viñetas la tradición ha continuado, en episodios interminables a veces, y éstas por tanto se han vuelto más complejas.

Para la primera versión de Del Toro, las fuentes se encontraron en Semilla de Destrucción pero también en Right hand of doom y el relato corto El cadáver (en la recopilación El ataúd encadenado). Para hacer del demonio la figura central, se profundizó la relación de éste con su tutor, interpretado por el gran John Hurt, y se le agregó un interés romántico en la figura femenina de Liz (de aparición esporádica en los cómics). Mignola ha definido aquella primera versión cinematográfica así: "La película existe en un universo paralelo al cómic. Por ejemplo, el superhéroe acuático Abe Sapien es diferente al del libro original. Guillermo le dio más personalidad y lo alteró visualmente. Pero ciertamente se mantiene fiel al espíritu de lo que yo creé, mientras que Sammael es un personaje completamente creado por Del Toro".1

En la secuela aparentemente no hay historias previas adaptadas, sino que se trata de una especie de novelización cinematográfica basada en el universo original, con el añadido de personajes cuya inspiración pertenece claramente a Del Toro. El acierto tal vez más grande sea aquí el villano elfo, que tiene su contrapartida femenina, la que a su vez se convierte en el interés amoroso del anfibio Sapien (tan notable, por otro lado, como el propio Hellboy). El argumento, esta vez, se acerca más al tono de las historietas, aunque si se hubiese mantenido fiel en ese aspecto la película hubiese perdido su aire de entretenimiento veraniego para convertirse en una cinta de horror de culto. El demonio, sin embargo, se enfrenta ahora a los inconvenientes de su elección anterior: se percata de que él mismo no es tan distinto a su enemigo elfo; de que éste no carece de razón; de que la raza humana es más desagradecida de lo que pensaba, y de que no hay lugar para él o sus amigos como iguales o como benefactores.

Del Toro, que divide las aguas de su carrera entre proyectos de estudios o por encargo y obras más personales, a la manera de Tim Burton, tiene en claro que su película se dirige tanto a aquel lector original como al gran público, en busca de un lugar intermedio para no excluir ni a uno ni a otro. Los resultados son discutibles desde cierto punto de vista —hay una clara evolución con respecto al primer film— pero de ninguna manera se pueden equiparar al estándar de las producciones hollywoodenses de hoy en día, aunque tampoco alcancen el equilibrio con el que el californiano supo combinar su visión con las exigencias comerciales en el díptico de Batman.


Por Diego J. Barcia | 10.03.2009

1 En revista La Cosa #102, agosto del 2004.

                       
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