Editorial - Axxón 186


Salir adelante


Eduardo J. Carletti, director de Axxón

Amigos, con algunas lágrimas en los ojos, escribo esto.

Quizás difiere de otros Editoriales, quizás no. Más de una vez me han criticado por escribir aquí lo que siento, tal como lo siento. Me han propuesto ser más publicitario, más vendedor, más —bueno, aquí traduzco yo, a riesgo de ser injusto— más hipócrita.

Es la palabra, ¿no?

Estoy tremendamente dolorido por las cosas que pasan a mi alrededor, en ámbitos que van creciendo en círculos cada vez más grandes.

Cosas que pasan en el más cercano, Axxón, donde varias personas trabajamos para dar entretenimiento, placer, conocimiento, pero no para ganarle a nadie, ni para perjudicar a nadie, ni para acumular poder, ni para sacar ventaja, ni para atacar.

Luego el círculo crece, y mi dolor en el pecho se expande, a tal nivel que me pasa algo que, desde que soy adulto, jamás he hecho: necesito evadirme.

Antes tomábamos mate en casa con Gladys, mi esposa, mirando canales de información. Se nos hizo casi una costumbre. No sé si lo hace otra gente, pero es de suponer que sí, sino no habría más de un canal dedicado a esto.

Antes los miraba, buscaba más información haciendo zapping, discutíamos y analizábamos la realidad.

Hoy casi no puedo, me hace mal.

Y si subimos un nivel más en la realidad, esta realidad lamentable que nos ha tocado, nos encontramos con el problema de la guerra en el mundo entero, del hambre, de la falta de recursos, y de las amenazas.

Amigos, uno es tan pequeño que no puede hacer nada.

¡Qué mal hace no poder hacer nada! A mí me hace mucho mal.

Sin embargo, pienso, insisto en esto, pienso, y se lo he dicho a muchas personas, que una gran parte de la realidad la construye cada uno de nosotros. Cómo la construimos, ahí está el asunto.

¿Qué cosas nos molestan o nos hacen mal? Seguro las sabemos.

Estas cosas, ¿evitamos alimentarlas o evitamos producirlas?

Es un análisis para hacer.

Quiero volver a los círculos interiores, yo diría que los dos son prácticamente lo mismo. Aquí en Axxón hacemos cosas para bien —cualquiera que lo analice de manera objetiva, científica, sin pasiones polarizantes tiene que aceptarlo—, pero muchas veces esas cosas generan odio y generan violencia que se manifiesta en contra de lo que hacemos.

¿Por qué debemos recibir violencia?

Es una forma de reaccionar, es cierto. Es una parte de la naturaleza de los humanos, está ahí, agazapada, y si no estuviera no estaríamos dominando este mundo.

Pero bueno, aquí estamos en un ámbito racional, aquí llegamos por razones intelectuales, ¿es razonable que cada cosa que pase, cada cosa que nos resulte molesta porque nos afecta, porque influye en nuestras vidas de una manera que no quisiéramos que fuese así, deba ser tratada con violencia?

Demos un vistazo momentáneo al círculo intermedio en nuestras vidas, y pongamos por ejemplo, y sólo breve y mínimamente, por favor, el conflicto que ha estado sufriendo la Argentina. La verdad me pregunto, y sin ponerme de un lado ni del otro (aunque tengo mi lado): ¿hace falta tanta violencia?

¿No nos tiene que dar vergüenza, más que ira?

Sólo sin esa violencia se podrá resolver, eso es lo que deberían entender las partes.

Pero quiero retornar a nuestras cosas, éste es el editorial de una revista y quiero completar las ideas para que ustedes visualicen la relación de estos temas con Axxón:

Nosotros, en medio de las violencias más desatadas (y espero que no debamos soportar situaciones peores, por favor) hemos seguido trabajando. Bien o mal, con mayor o menos calidad, por cierto, con la calidad que nuestras personas, con problemas, con dolores, con tristezas, con carencias, podemos alcanzar, hemos trabajado sin cesar en Axxón.

Yo creo que esto se nota objetivamente, se lo vea con bronca o con amor hacia nosotros.

Y creo que éste es el camino: construir, nunca destruir.

La suma de la construcción, aunque sea pequeña y patética, siempre conduce hacia la mejora de ese entorno de diversas esferas de realidad que hoy, por desgracia, tanto nos duele.

Sí, la mejora que cada cual puede hacer es muy poco, pero nunca, por favor, nunca, digamos que es nada.

Alguien dijo una vez, y no voy a decir quién para que algunas personas no rechacen el pensamiento por ser esa persona quien lo dijo:

"Yo sé que mi obra es como una gota de amor cayendo sobre un inmenso océano de barro que es este mundo lleno de odios y de lucha".

Todos debemos sentir esto por dentro. Lo que hacemos es TAN pequeño, siempre...

Pero les digo, y por supuesto, si no lo desean no lo crean, que he llegado a la conclusión en mi vida, en mis años, en mis dolores, de que esa gota, señores, esa gota tan pequeña que podemos verter, JAMÁS se pierde.

Voy a terminar este Editorial con los versos de la canción que produjo mis lágrimas hace unos momentos. Así es como siento, es una síntesis tremenda, y sólo un gran poeta puede lograrlo. Sinceramente, lo envidio, con toda la fuerza de mi alma, y lo envidio tanto como le agradezco esa canción.

Dice así (y no dejen de buscarla y oírla, si es que las palabras les llegan, AQUI ):

RECITADO:

Setiembre de 1988, Buenos Aires, Argentina.
Querido amigo: Recibí tu carta de Italia
Y me alegra mucho saber que... que todo está bien.
Aquí la cosa... sigue igual...
No está transparente... La crisis se pasea por la calles
Y la tristeza del pueblo es como un barco que no llega a destino.
No sé qué pasó... No sé cómo fue...
Pero no te vuelvas... Te diré por qué...

CANCIÓN:

Si vieras que triste que está la Argentina,
Tiene la mirada de los caminantes que ya no caminan.
Se muere de pena por tanta mentira,
De tanta promesa por nadie cumplida.
Si vieras sus calles que tanto reían,
Ya no son las mismas...
Si vieras que triste que está la Argentina,
Tiene la nostalgia de aquellos amantes
Que nunca se olvidan.
La hicieron de goma parece mentira,
La gente se escapa pero no hay salida,
Y hasta los gorriones de tanta tristeza
Se fueron de gira...

RECITADO:

Setiembre de 1988, Buenos Aires, Argentina.
Querido amigo: Se me acaba de volcar el mate
Sobre la carta que te iba a mandar,
Por eso te vuelvo a escribir.
Me alegra mucho saber que te va bien.
Aquí la cosa... sigue igual...
Pero de una manera u otra vamos a salir adelante.
Hay algo que no se debe perder nunca...
Y es la esperanza...

CANCIÓN:

Si vieras qué linda que está la Argentina,
Tiene la mirada de la primer novia que nunca se olvida.
Desde los balcones llueven las glicinas,
Y a pesar de todo... camina y camina.
Si vieras de nuevo qué linda y qué grande
Que está mi Argentina.
Buenos Aires sigue... llena de gorriones.
Hay nuevos poetas que escriben sus tangos
Y hay nuevos cantores...
Y sigue teniendo la vieja locura
Que al doblar la esquina haya una aventura.
Ya ves... Sigue viva y a pesar de todo
Llena de ternura...
Si acaso te encuentras, con otro emigrante,
Decile que vuelva que pronto seremos
Mejores que antes...
Que todo fue culpa de cuatro atorrantes
Que sólo lograron que el pueblo no cante.
Volvé cuando quieras que juntos podremos...
SALIR ADELANTE.


Bueno, quizás por causalidad, quizás no, este número se abre con tres historias (una novela corta ganadora del Nebula y dos cuentos) cuyo motor central es el amor.

Muchas gracias por atenderme.

Eduardo J. Carletti, 2 de junio de 2008
Mensajes al Editor: ecarletti@axxon.com.ar