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Entrevista con
Bruce McAllister

por Claudia De Bella
y Equipo Axxón

Bruce McAllister, hijo de un oficial de la Marina y de una antropóloga, tuvo una infancia extraña y maravillosa: se mudaba cada dos años y no dejaba de escribir. Cuando contaba con apenas 16 años, vendió su primera obra profesional a WORLDS OF IF, editada por Frederick Pohl. Desde entonces ha publicado en las revistas más importantes del género, en antologías de "Lo Mejor del Año" y en libros de texto universitarios. Fue finalista del Hugo y del Nebula, jurado de la primera edición del Premio James Tiptree Memorial y co-editor de antologías con Harry Harrison. Sus admiradores incluyen a Phillip K. Dick, Robert Bloch, la poetisa Sandra Cisneros y, actualmente, Stephen King. Su novela "Dream Baby", basada en el cuento homónimo ("Sueña Nena"- publicado en CUASAR 20, 1990), se considera un clásico del género. Dio clases de escritura creativa durante 20 años en la Universidad de Redlands y actualmente es instructor de escritura y consultor de novelistas y guionistas. Acaba de publicar en EE.UU. su primera antología de cuentos, The Girl Who Loved Animals and Other Stories, donde se incluyen "Kin" ("Linaje"- AXXÓN 175), "Hero, the Movie" ("Héroe, la Película" - AXXÓN 177) y 15 relatos más.


Por favor, cuéntenos algo de usted.

Soy un escritor de ficción con 30 años de cuentos cortos y novelas sobre mis hombros. Di clases de escritura y guión cinematográfico de ficción en la universidad de California durante 10 años y ahora trabajo de consultor para novelistas y guionistas de cine, con base en el sur de California. Mis alumnos incluyen a escritores y productores norteamericanos como David Eick, Ronnie Christensen y, entre otros, al guionista de cine y TV Mike Ajakwe.

Estuve apartado del campo de la CF & F por más de una década, desde los '90 hasta el 2002. En el 2003 volví a escribir y a publicar dentro del género. Desde ese regreso, la mayor parte de mi producción ha sido más de fantasía que de ciencia ficción, particularmente una serie de cuentos fantásticos autobiográficos sobre un niño que vive en una Italia llena de brujas y lagartos mágicos, la serie "Niño Norteamericano". Pero también publiqué algunos cuentos de CF.


Muchas de sus historias parecen fuertemente nostalgiosas, ancladas en el pasado con grandes referencias a la niñez y la infancia. ¿A qué se debe? ¿Qué parte de su infancia o adolescencia usted nota que se han colado en sus relatos? ¿Piensa mucho en su pasado? ¿Extraña?

Estuve alejado de la escritura durante diez años por una enfermedad —esa historia es como un capítulo de Expedientes X de casi una década de duración— y hacia el final de ésta, e incluso mientras me curaba y mejoraba, imaginaba que nunca más volvería a escribir. Y entonces, como si me despertara de un sueño largo y extraño, en el 2000 ó 2001 comencé a escribir de nuevo: pequeños retazos, epifanías de historias. Y antes de que pasara mucho tiempo éstos se convirtieron en cuentos, la mayoría fantasías nostálgicas sobre la vida en una diminuta aldea de pescadores italiana, un lugar muy mágico donde transcurrió una parte de mi niñez.

Creo que lo que estaba haciendo al hablar justamente sobre esto la primera vez que me ponía escribir después de diez años era, entre otras cosas, poner un énfasis en el sentimiento, y como el amor y la pérdida son los sentimientos más fuertes que tenemos, sobre ellos escribí. Mi sistema neurológico no estaba bien y no me acordaba de muchas cosas. Pero sí me acordaba de este pueblito y de la gente de allá que yo quería y que me quería, y entonces ese amor —y quizás la nostalgia por esas personas— me marcó el camino, no sólo hacia la vuelta a la escritura sino también hacia la capacidad humana de amar, de encontrar belleza en las cosas y de sentir el anhelo de ver, como diría Joseph Campbell, "el rostro de Dios". Si no hubiera escrito esas fantasías italianas no habría seguido escribiendo otros relatos y mi antología de cuentos nunca habría existido. Siempre he sido un escritor que habla de la pérdida y la nostalgia —eso está muy claro en "Dream Baby"—, pero en mi obra actual veo a un hombre de sesenta años, que sabe que lo vivido siempre queda dentro de uno, que la belleza y el amor nunca se pierden y que la pena es simplemente el amor que, de manera ilusoria, imagina haber perdido lo que el alma humana no puede perder.


Háblenos de los editores con los que trabajó, por ejemplo Ellen Datlow (histórica editora de OMNI y SCI FICTION). ¿Hay buenos editores nuevos en el mercado estadounidense?

He tenido la suerte de contar con editores notables. Mi primer editor, el gran novelista de CF Fred Pohl, me puso bajo su ala y me escribió cartas increíblemente útiles y alentadoras, antes y después de que yo le vendiera mi primer cuento (hubo muchísimos cuentos entre el primero y el segundo), y lo hizo a pesar de que, indudablemente, no le estaban pagando lo suficiente como editor de GALAXY y WORLDS OF IF para justificar ese tiempo que invertía. El que un editor o editora se tomen ese tiempo es una cuestión de carácter, personalidad y valores.

Durante los diez años en que estuve alejado del género, en los '90, la conducta editorial pasó, de las cartas que te alentaban y te ayudaban con críticas y pedidos de reescrituras, a los formularios de rechazo sin una sola frase de estímulo. No me quejo por mí, porque ya tengo una reputación en el género y los editores por lo general me responden, me conozcan o no, pero para los escritores nuevos debe ser difícil tratar de aprender su oficio cuando lo único que mandan los editores son formularios de rechazo. Hoy en día, la actitud de muchos editores es "O me das lo que necesito en este momento, en un formato perfecto y publicable, o no me das nada, y si no me das nada te mando un formulario de rechazo". Actualmente, incluso puedes recibir formularios de rechazo de editores que ya publicaron otras obras tuyas, cosa que hace quince años se habría considerado un pecado terrible. Mientras yo crecía como escritor y hasta principios de los '90, si un editor te escribía una vez una carta amable, estaba obligado a hacer lo mismo para siempre. Los editores jóvenes de hoy justifican sus formularios de rechazo diciendo "No tengo tiempo". Y sin embargo yo sé, porque fui editor de revistas y antologías durante una década, lo poco que se tarda en escribir una línea de aliento en una carta modelo o en marcar con una cruz un consejo útil ya impreso en esa carta. Creo que todo esto tiene que ver con la vanidad... "Sé lo poderoso que soy cuando no estoy obligado a intimar". Hasta los agentes de guionistas de Hollywood, que antes aceptaban trabajar con un escritor prometedor aunque pensaran que su primer guión era invendible, ahora sólo buscan guiones que puedan "ubicar" inmediatamente.

En más de un aspecto, el mundillo de las revistas ha caído en lo mismo. Pero, como decía, yo tuve mucha suerte. Trabajé con editores de revistas y antologías que prodigaban su respaldo y su ayuda, como Ed Ferman, Harlan Ellison, Ellen Datlow, Gardner Dozois, Terry Carr y otros; más recientemente, con Sheila Williams, Bridget McKenna, Sean Wallace y Gavin Grant. Los más jóvenes son mucho menos locuaces, y de ellos no espero más que respuestas de apenas algunas frases, pero lo que busco es que tengan corazón y que demuestren que les importo. La idea de un editor que sólo pretende un "producto" y que no está interesado en cultivar a los escritores me resulta ajena; no me puedo imaginar estar dirigiendo una publicación con esa actitud... por lo menos no con éxito ni por mucho tiempo.

Ustedes me preguntan específicamente sobre Ellen: es extraordinaria. Tiene gustos literarios impecables en los géneros que edita y es una perfeccionista que nunca publica algo bueno sin transformarlo en algo mejor. Incluso me ayudó con algunos relatos (por ejemplo, con "Dream Baby") que terminaron apareciendo en publicaciones que no eran donde ella trabajaba. En otras palabras, Ellen es de la vieja escuela y sigo muy agradecido con ella. Sólo desearía que actualmente estuviera editando una revista, aunque sigue trabajando en la producción de antologías de alta calidad. En cuanto a buenos editores nuevos, hay muchos, aunque a veces bastante lacónicos. Gavin Grant de LADY CHURCHILL'S, Sean Wallace de FANTASY MAGAZINE y (una excepción en la estadística de lacónicos) Bridget McKenna de AEON. Estoy seguro de que debe haber muchos más, pero todavía no he tenido la oportunidad de trabajar con ellos, cosa que estoy ansioso de hacer. Cualquier editor, de cualquier edad, que lleve adelante una revista que deba luchar mucho para sobrevivir merece y cuenta con toda mi admiración y mi respeto, créanme.


En Argentina y Latinoamérica, la mayoría de los editores y escritores de CF trabajan por amor al arte. Es difícil imaginarnos ganándonos la vida con nuestra actividad y suponemos que en los EE.UU. debe ser más fácil. ¿Es así? ¿La literatura de CF se vende?

Debido a que en EE.UU. el mercado de revistas de CF que pagan a los escritores es cada vez más reducido, el género aquí también se ha vuelto una actividad que se hace por amor al arte. Hay muchas revistas impresas más humildes y también muchas online. Todas intentan pagar de 1 a 3 centavos de dólar la palabra cuando pueden, pero no llegan a equiparar a las revistas y antologías que te pagaban las obras a tarifas profesionales en los años '80, que fue cuando yo dejé de escribir por problemas de salud.

Cuando regresé en 2003, me encontré con todo un mundo nuevo. Hay tantos buenos cuentos disponibles que los editores ya no necesitan solicitar reescrituras; los editories rechazan cuentos de colaboradores a los que han publicado antes por medio de formularios pre-impresos (cosa que en los '60, '70 y '80 se hubiera considerado una grosería); los agentes rechazan las novelas de sus propios clientes; es un "mercado basado en el comprador". Las novelas de fantasía se venden bien actualmente; las de CF mucho menos.

Y sin embargo, al mismo tiempo y paradójicamente, en la prestigiosa serie de antologías THE BEST AMERICAN SHORT STORIES (el volumen 2007 está recopilado por Stephen King), hace tiempo se vienen incluyendo cuentos de CF; Ray Bradbury recibió un reconocimiento por su trayectoria como escritor de CF de parte del Comité del Pulitzer y, además, una novela de CF de Cormac McCarthy ganó el Pulitzer. Así que no todas son malas noticias en el género.

La CF en EE.UU., como bien sabrán, también comenzó a publicarse por amor al arte. Los aficionados la mantuvieron viva en los años '20 y en las décadas que siguieron. Incluso cuando empezó a dar ganancias, sólo se pagaba ¼ de centavo de dólar la palabra. Escritores como L. Ron Hubbard y Robert Silverberg tenían que escribir miles de palabras publicables por día para poder sobrevivir financieramente. Así que la situación que describen sobre Argentina y el mundo latino en general puede comprenderla perfectamente cualquier miembro de la comunidad CF de EE.UU. de hoy en día, igual que la comprendería cualquiera de un siglo a esta parte. Repito, el mundo de la CF siempre se ha basado mayormente en el amor más que en el dinero. Incluso cuando se pensó que STAR WARS, al poner a la CF en la mira del público nacional, ayudaría a la difusión del género, en realidad tendió a mejorar financieramente las carreras de apenas un puñado de personas, mientras que el género permaneció igual que desde hacía décadas... un género valiente (especialmente dentro de la ficción corta), sostenido por el amoroso trabajo de sus escritores y aficionados.

Es bueno enterarse, entonces, de que existen publicaciones como AXXÓN y CUASAR, y saber hasta qué punto ustedes se comprometen con ellas. Las publicaciones comprometidas merecen toda la ayuda posible, como todos sabemos, e incluso cuando nos desesperamos un poco por no saber si vale la pena tanto compromiso, por no saber si ese "amor al arte" nos brinda una recompensa suficiente, tenemos que estar seguros de que sí lo vale. En los '70 yo estuve participando en una revista literaria pequeña, colaborando en la publicación y edición, y ese mundo era muy similar: el amor al arte, el fomento de las artes y de los géneros, sin retribución monetaria, pero con la satisfacción de estar comprometidos con toda nuestra pasión en un proyecto literario significativo.


Usted es consultor cinematográfico: ¿Por qué parece haber un divorcio entre las películas de CF y las buenas historias de ciencia ficción en las que se basan? ¿Por qué parece todo es tan simplificado o lavado?

Lo que opera en Hollywood cuando se trata de películas de CF es lo mismo que opera con cualquier otro género. El público de Hollywood es mainstream: estructura en tres actos y reglas Campbellianas del Camino del Héroe. Esto significa que si uno toma una novela o cuento de CF que sean audaces, filosos y llenos de ideas y trata de conseguir apoyo de Hollywood, la convertirán en una historia que, según Hollywood, resulte atractiva para el gran público que no lee CF. Esto también se observa en los novelistas: Stephen King, Michael Crichton y Dean Koontz no son verdaderos "escritores de CF", es decir que no escriben dentro de la tradición de la CF norteamericana. Son escritores mainstream que toman ideas de la CF y las trasladan a un público que no es lector del género. No tiene nada de malo —a mí me encantan muchas obras de estos tres autores y varias películas de Hollywood basadas en sus trabajos— pero es importante marcar la diferencia.

La novela de CF habitual, producida dentro del marco tradicional del género, no suele ser del agrado de alguien que no es lector de CF. Y por ende Hollywood debe elegir proyectos y modificar las obras en concordancia con eso. Cuando se estrenó BLADE RUNNER, una de mis películas preferidas, al gran público mainstream no le gustó y fue un fracaso de taquilla. Ahora se la considera un clásico de culto. Pero no olvidemos que se trata de una película bastante similar a un film independiente de bajo costo, una parábola de la esclavitud en versión cinematográfica noir/cyberpunk. ¿Cómo le iba a gustar al gran público? En aquel momento, para ese público, la CF era VIAJE A LAS ESTRELLAS y LA GUERRA DE LAS GALAXIAS. De hecho, ambos fueron intentos exitosos de Hollywood por transformar la CF dura tradicional en algo que millones de espectadores querían ver. Una revista de CF puede tener una tirada de 50.000, hasta de 100.000 ejemplares (hoy no, aunque digamos que sí en los '80), pero eso no es nada para Hollywood, que necesita que millones de personas vean sus filmes.

Sí, Hollywood homogeniza, reduce, aligera, elimina el filo y la audacia de la CF, pero en cierto sentido tiene que hacerlo. Y hay cantidad de películas que las productoras y estudios más importantes de Hollywood han hecho mucho mejor que los indies (los cineastas independientes, que con frecuencia disponen de presupuestos ínfimos y que por lo general son considerados más literarios/artísticos/escrupulosos que los cineastas de Hollywood), cuando pusieron sus "conciencias" al servicio de ser fieles al texto original: BLADE RUNNER, GATTACA, ALIEN, TERMINATOR y muchas otras son muy superiores, desde mi punto de vista, a ciertas películas indies de productoras pequeñas que se basaron en novelas y cuentos de Gibson y Dick. En realidad, también depende de quién esté detrás del proyecto. Ridley Scott sabía lo que estaba haciendo; los que hicieron JOHNNY MNEMONIC, creo que no. A propósito, Hollywood nunca se entusiasma con ningún género a menos que le haga ganar dinero, o sea que si queremos ver más y mejores películas de CF, lo único que podemos hacer es rezar por que aparezca un equivalente CF de los filmes de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. De esa manera, lograremos ver más y mejores películas de CF.

También está la tendencia de Hollywood a dejar que los directores que han tenido éxitos de taquilla o que son aclamados por la crítica hagan las películas que se les antojan. En el rubro CF, esto funciona cuando hablamos de un Lucas o de un Spielberg, pero con un Lynch (MULHOLLAND DRIVE, TERCIOPELO AZUL), uno de mis directores preferidos fuera de la CF, la cosa se vuelve un desastre. Lynch no es un cineasta del género, o no quiere hacer sus películas según las reglas, y termina por meter la pata: tanto DUNE como TARZÁN fueron bastante horribles, mientras que sus filmes que no pertenecen a la CF son brillantes.


Sabemos que hay una anécdota relacionada con "Héroe, la película", su cuento publicado en AXXÓN 177. ¿Podría relatarla?

En 1991, en una reunión de propuestas con la productora Gale Ann Hurd (TERMINATOR, ALIENS, ARMAGEDDON, entre otras), presenté la idea de "Héroe, la película", junto con otras cinco. "Héroe" y otra más fueron las que más la entusiasmaron y me pidió que escribiera treatments sobre ambas (un treatment es un resumen de guión, escrito en prosa, que debe ser más colorido, humano e interesante que un bosquejo común y corriente).

Yo también me entusiasmé y me dejé llevar: escribí un treatment de 50 páginas de "Héroe". Hurd respondió diciendo: "No me gusta el elemento romántico. Esperaba que fuera una road movie". Yo no quise modificarlo y, quince años después, lo saqué de un cajón y lo envié a la revista FANTASY & SCIENCE FICTION, que lo publicó. Parece que a los lectores no les molestó el elemento romántico, aunque se trate de especies diferentes.


Para su aclamada novela "Dream Baby" debió efectuar una investigación intensiva. Nos gustaría saber más detalles sobre eso y sobre el proyecto de hacer una película basada en ella.

"Dream Baby" es la historia de una enfermera del Ejército de los EEUU que de la escuela secundaria se marcha directamente a la guerra, sueña con las muertes de sus pacientes soldados antes de que éstos mueran, trata de salvarlos con su "don" paranormal, no lo logra, cae en la desesperación y en la droga, y finalmente, con voluntad y coraje, hace lo que los hombres que la rodean no pueden o no quieren hacer: arriesgar su vida para detener al responsable de muchas de esas muertes, con lo que además logra salvar a aquellos que ha llegado a amar. Es un relato de guerra, de "poderes" paranormales y también de amor.

La novela demandó quince años de investigación, más el asesoramiento de treinta consultores de la comunidad militar y de inteligencia de EE.UU, en todos los niveles, y está basada no sólo en entrevistas a unos 200 veteranos de tres guerras norteamericanas (quienes creen que lo que los mantuvo vivos durante el combate fueron sus experiencias paranormales), sino también en planes de contingencia secretos del Pentágono, escritos para la CIA en Fort Bragg y que aún no se han hecho públicos, que estaban destinados a ponerle fin a la guerra de Vietnam. La novela se publicó en 1988, con excelentes críticas. Se dijo de ella que era un "tour de force", "un retrato brillante y piadoso de una mujer bajo fuego" y "una de las crónicas más memorables del conflicto de Vietnam". El cuento que luego se transformó en novela fue elogiado por el New York Times, recibió el premio National Endowment for the Arts y fue finalista de otros tres premios literarios nacionales.

Hasta ahora no se ha vendido el guión de "Dream Baby", que escribí junto a Mike Ajakwe. Lo estamos ofreciendo a compañías productoras, directores y actrices. Hemos enviado unas cuarenta cartas a diferentes personas a fin de interesarlos en la realización del film. El supuesto rey de los FX de Hollywood, Stan Winston, está leyéndolo y aún no nos ha dado su respuesta, igual que directores como Guillermo del Toro y Adrian Lyne. Actualmente, además, no tenemos agente, por lo que estamos haciendo todos los contactos de maneras creativas y no convencionales.


¿Cuáles son, a su juicio, los grandes temas de la ciencia ficción y la fantasía que merecen ser contados hoy en día?

Magnífica pregunta, pero no sé qué decir. No tengo idea de cómo contestarla. Mucha de la CF de las últimas décadas se ha volcado a los asuntos ecológicos —de hecho, hay un sitio web que les pone un puntaje a los cuentos y novelas según estén o no estén adecuadamente comprometidos con los temas ambientales— y desde luego que creo en ese compromiso y en la preocupación por nuestra vida y nuestro futuro en el planeta. Pero yo crecí con las visiones de la CF de la Edad de Oro y cuando alguien escribe así también me encanta. Soy amigo de escritores que abarcan desde la ciencia dura hasta la Edad de Oro, pasando por la CF satírica, las obras estilo VIAJE A LAS ESTRELLAS/GUERRA DE LAS GALAXIAS, el realismo mágico y la ficción especulativa, y todos ellos escriben sobre la condición humana, desde el corazón humano y con un sentido de la maravilla, incluyendo a la mente racional en diversos grados de intensidad. Por lo tanto, de verdad no tengo la menor idea de cómo elegir los temas o tipos de CF que más me gustan o pueden ser más "valiosos". En definitiva, la CF es contar historias —y es la única forma de fantasía que desea ser racional y que no obstante también es fantástica— y eso es lo que realmente importa. A tal efecto, vale citar lo que dijo hace unas décadas un ganador del Premio Nobel de Literatura al recibir el premio: "Hace un millón de años que estamos sentados alrededor de una fogata, contando siempre la misma historia de infinitas maneras. Eso es la ficción, eso es lo que debe ser, por eso es genial y maravillosa". Esto se aplica tanto a la CF como a cualquier otra clase de literatura de ficción.


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