ANUBIS

Martín Casatti

Argentina

Tengo que poner todo esto por escrito ahora, antes de que mi frágil memoria decida que ha pasado el tiempo suficiente y hunda los recuerdos en la profundidad de mi inconsciente. Mi mente ha vagado incansablemente en los últimos meses, así que debo recurrir a los diarios que no me atreví a destruir en aquel entonces.


22 de Junio de 2010:

Hoy he tenido una visita extraña. Un grupo de personas me esperaban al salir de mi cátedra de análisis de señales en la universidad. Pidieron hablar conmigo en privado y solicitaron mi asistencia para el denominado Proyecto Keops.

La información que me suministraron podría resumirse así:


El proyecto Keops surgió hace dos años al comprobar que ciertos satélites de comunicaciones civiles y militares sufrían interferencias al pasar sobre determinadas zonas de la Tierra. La más notable estaba sobre los 32° Este, 30° Norte, sobre la vertical de Giza, Egipto.

Las mediciones no mostraban nada, pero las perturbaciones continuaban, al punto que se tuvieron que modificar la órbita de todos los satélites de comunicaciones que pasaban sobre el lugar. Alguna fuente de energía extremadamente potente influía en las recepciones y transmisiones, pero era un tipo de energía desconocido, ya que no se detectaba con los instrumentos convencionales.

Se decidió investigar un poco más. Los matemáticos calcularon, los físicos midieron y los ingenieros construyeron los aparatos necesarios y los trasladaron a Egipto. Las primeras mediciones demostraron lo acertado de los cálculos, la fuente de las interferencias era un flujo de taquiones de gran intensidad y origen desconocido.

Las investigaciones estuvieron estancadas durante varios meses, hasta que un joven ingeniero propuso colocar un detector taquiónico en un satélite y programar una órbita tal que cubriera toda la superficie terrestre en pasadas sucesivas, construyendo de esta manera un mapa que se utilizaría para detectar las zonas de mayor intensidad.

El satélite se lanzó y después de tres horas reportó un aumento del 400 % en la intensidad taquiónica sobre la Tierra, según el mapa se encontraba sobre la vertical de Giza, el complejo piramidal más conocido del mundo, más precisamente sobre la gran pirámide, con un error en más o menos de un metro.

Aunque esto de por sí era asombroso, un error del operador de la NASA encargado del control posicional del satélite dejaría al mundo entero sin aliento. La taza de café, dejada negligentemente sobre el monitor de video, se deslizó lentamente hacia un lado, terminando por caer sobre el teclado de la terminal. Los activadores neumáticos del satélite soltaron su carga de aire comprimido y el aparato comenzó a girar sobre su eje. La orden de corregir el problema llegó rápidamente pero la mano del técnico no llegó a presionar ninguna tecla. El grito del doctor Newman, un físico que monitoreaba las mediciones, lo detuvo en seco.

El indicador de potencia del campo de taquiones seguía fijo en la zona roja de máxima intensidad. Pero la antena había girado 180 grados.

Nadie podía vislumbrar lo que implicaba de un hecho como éste. El potente haz de taquiones provenía de algún punto del espacio y estaba dirigido con una precisión absoluta al complejo piramidal de Egipto. Era la primera prueba de vida extraterrestre, pero no sería la última.

Un año después de que el satélite detectara la procedencia alienígena del rayo de taquiones fue reemplazado por un detector mucho más sensible. Y se siguieron produciendo sorpresas. La emisión no era constante. Estaba modulada bajo tres frecuencias distintas, tres frecuencias cambiantes que emitían patrones complejos que se repetían cada 32,5 horas. Algunos especularon que esa podía ser una unidad de tiempo en el planeta de origen. No creo que nunca lo lleguemos a dilucidar.


30 de Junio de 2010:

Aquí estoy. Egipto. Tierra de misterios y sabiduría antigua. Dejé mi cargo en la universidad y me integré al proyecto Keops sin siquiera pensarlo. Se espera de mí que transforme una emisión de taquiones en algo inteligible para un ser humano. Tengo completa disponibilidad de fondos y equipamiento. Si existe alguna manera de probar mi tesis de doctorado ("Sobre la detección de patrones en señales aleatorias" ) esta es. Ah, la posibilidad de entrar en contacto con una raza no humana es un incentivo nada despreciable.


22 de Julio de 2010:

He comprobado las mediciones anteriores y detectado algunas inconsistencias. La potencia de la emisión sobre la superficie terrestre es demasiado alta. Algo está amplificando la señal.


25 de Julio de 2010:

Inconcebible. Descubrí el amplificador. Realizamos mediciones sobre el terreno y resultó que la potencia es máxima en la zona de las pirámides. La reacción obvia fue que había algún dispositivo amplificador. Pero los análisis nos desmintieron rápidamente. El dispositivo sonlas propias pirámides. La señal es máxima en una cámara situada a 3/4 de la altura total del monumento. La cámara del rey. La hipótesis de que el rayo apuntaba al complejo piramidal porque los edificios eran visibles desde el espacio se desvanece lentamente.


30 de Julio de 2010:

Evidentemente algo o alguien ha diseñado el complejo piramidal para que cumpla la función de amplificador. Las tres pirámides principales (Keops, Kefrén y Micerino), amplifican, cada una, una banda de frecuencia determinada. Técnicamente esto se conoce con el nombre de RAS (recepción/amplificación selectiva). ¿Cómo es que un edificio de piedra lo hace? Eso sigue siendo un misterio. Colocamos los receptores y montamos un laboratorio enorme a un par de kilómetros del completo piramidal. Las computadoras comenzaron a recibir lecturas de los instrumentos y a almacenarlas en su memoria. Nosotros seremos los encargados de analizarlas luego.

Mientras tanto doy rienda suelta a mi otra pasión, la egiptología. Por las tardes paseo entre las ciclópeas masas de granito que mi trabajo no me permite ver por las mañanas. Con mi libreta en la mano recorro los mismos corredores por los que treinta siglos atrás anduvieron los representantes de la máxima sabiduría humana y me pregunto: ¿habrán sido realmente humanos?


27 de Agosto de 2010:

Caminaba entre las ruinas cuando me sobresaltó el intercomunicador tras mi oído derecho. Uno de mis ayudantes creyó haber descubierto un patrón en las transmisiones.

—¡Es binario! —me dijo, blandiendo unas hojas impresas, en cuanto llegué.

—Desde el principio —le pedí.

Cuando terminó supe que el muchacho tenía razón. La transmisión tenía variaciones muy sutiles y sólo con los últimos receptores y software de reconocimiento pudimos diferenciar los pulsos. Comenzaba con tres pulsos largos y otros tres cortos, lo cual era muy probablemente para indicar los unos y ceros del sistema binario. Pulso largo equivale a uno, pulso corto a cero.

Ahora bien, el patrón que se enviaba era muy largo por lo que resultaba lógico suponer que había más información codificada en él. Pero ¿cómo? No fue difícil encontrar la clave, ya que había una pausa cada 64 pulsos y eran esos 64 pulsos los que formaban una unidad de información.

Son las tres de la mañana y aún estamos buscando las combinaciones. Me voy a dormir un poco, si es que puedo.


28 de Agosto de 2010:

Anoche soñé con signos extraños, símbolos egipcios que he visto en algún otro lugar, no en las ruinas, pero no logro recordar dónde.

Muy temprano, volví a dirigirme al laboratorio. El panorama ahí era desolador.

Cuatro muchachos jóvenes y activos estaban echados sobre unas butacas, con marcadas ojeras y completamente despeinados.

—Vayan a dormir —les dije—, así no me serán de gran ayuda.

Mi vista se posó como por casualidad en la pared derecha, donde estaban pegados los impresos de prueba de cada una de las combinaciones. Uno de ellos me llamó poderosamente la atención, era como si tuviera una imagen subliminal, algo detrás de la absurda confusión de unos y ceros seguía un patrón, un patrón que mi subconsciente reconocía.

Tomé un marcador negro y comencé a unir los unos, dejando de lado los ceros. La imagen, formada sobre una matriz cuadrada de 8 por 8 dígitos tomó forma en unos segundos.

Era el ideograma egipcio que representaba el sol.

Creo que hasta el día de hoy nadie sabe por qué salí corriendo del laboratorio, dejando tras de mí unas sillas volcadas y algunos comentarios de disgusto. Necesitaba urgentemente mi libreta de notas; en ella tenía anotados gran cantidad de jeroglíficos ya traducidos. La llevé al laboratorio y nos pusimos a trabajar.


31 de Agosto de 2010:

El trabajo de traducir los signos me ha llevado dos días enteros, dos días enteros para que mi sospecha quedara confirmada. Sea quien sea el responsable de la transmisión nos está enviando el mayor conjunto de jeroglíficos egipcios conocido hasta el momento.

Una vez resuelto el dilema mi equipo y yo nos hemos concentrado en la segunda emisión.

Comenzamos de nuevo a agrupar las secuencias sin obtener ningún resultado.

Llevábamos ya varias horas luchando infructuosamente con los códigos cuando me quedé dormido sobre el escritorio.

El sueño fue confuso, un tanto surrealista. Un potente haz de luz bajaba del cielo y grababa con letras de fuego una serie de jeroglíficos sobre una pirámide dorada. La arena del desierto eran en realidad papiros que se amontonaban en la base de la pirámide para formar un libro que nunca se había visto. Con un estruendo ensordecedor el libro se abrió y me desperté sobresaltado, con la imagen de la página seleccionada flotando todavía frente a mis ojos.

¡Yo había visto esos signos antes!

Estaba cansado pero también terriblemente excitado, no podría dormir. Decidí caminar por el desierto mientras atardecía lentamente.

Sin saber cómo, mis pies me llevaron hasta el costado de uno de los obeliscos que servían de entrada a la avenida de piedra que conducía a las pirámides.

El sol ya estaba bajo en el horizonte y sus rayos golpeaban horizontalmente los grabados del monumento, dibujándolos de negro.

¡En ese momento las imágenes del sueño volvieron a mi mente! Los grabados del obelisco eran los mismos que en el libro de mi sueño.

La velocidad con que cubrí la distancia entre el obelisco y el centro de investigación fue un récord absoluto.

Me senté frente a la computadora y envié una solicitud a todas las bibliotecas a que tuviera acceso en el mundo. Media hora después llegó la respuesta. La imagen del sueño y la del obelisco eran fragmentos extraídos del Libro de los Muertos, un fabuloso tratado escrito por los propios dioses que hablaba de magia y ciencias. El texto explicaba como ascender los tres peldaños de la sabiduría para llegar a la iluminación, al contacto con los dioses. Este era el texto:


«El iniciado de Thot se esfuerza en conseguir los favores del dios, pero sólo lo lograrán aquellos elegidos que comprendan el significado de sus símbolos. Muchos habrá para los que esto no será suficiente. Aquellos que ansíen la sabiduría del cielo deberán comprender en sí mismos la palabra del dios y serán reconocidos como sumos sacerdotes. Aún así los dones de Thot no pertenecen a este mundo, y sólo podrán ascender más allá quienes logren vislumbrar la imagen del dios. Ésos habrán logrado la iluminación suprema y no residirán más entre nosotros... »


Como si la sabiduría de Thot hubiera caído repentinamente sobre mí, todo tomó forma. Todas las piezas encajaron.

"Los símbolos de Thot" decía el libro; la primer frecuencia, una vez analizada, había resultado ser una serie de jeroglíficos. "Quienes comprendan las palabras del dios serán llamados sumos sacerdotes", decía otra vez el libro, de modo que lo que se encontraba codificado en la segunda señal no eran signos, ¡eran palabras, un mensaje!

Acaban de llegar mis compañeros, no voy a molestarme en decirles de dónde saqué mi idea. Vamos a comenzar a agrupar los dígitos binarios siguiendo la misma secuencia que en el mensaje anterior. Me va a llevar algunas horas.


1 de Setiembre de 2010. 8:30 am

Nos ha llevado casi 7 horas armar la secuencia original del mensaje pero utilizando los jeroglíficos enviados en la transmisión. Sometí el código completo a la computadora de traducción hace un par de horas.

Nadie se ha movido de la sala. La jarra de café se ha transformado en la principal protagonista.


1 de Setiembre de 2010: 11:15 am

El sonido de la impresora nos sobresaltó al comenzar a imprimir la traducción, pero no tanto como lo haría el mensaje que estaba imprimiendo.

«La ruta del dios está trazada entre las estrellas. Nada puede desviar el destino.

Surgiendo del firmamento que es su hogar camina hacia un mundo que alguna vez conoció su poderosa presencia. Marcha con todos los honores, junto a él el sol en su curso y la luna a sus pies.

Cuando las arenas del tiempo dejen de caer del reloj cósmico será otra vez la hora cero del mundo, como fue en un principio.

¡Ay de ti, pobre mortal, si no has honrado los monumentos erigidos en su gloria ni cumplido sus designios! Porque la ira del dios es terrible cuando se descarga contra quienes osaron desobedecerle, y no quedará piedra sobre piedra tras la cual puedas ocultar tu avergonzado rostro.

Sus navíos de guerra recorrerán el mundo como una tormenta de arena impartiendo el castigo y la venganza, porque sólo los iniciados a la sabiduría divina serán perdonados.

Todo esto ha sido predicho y sucederá, como lo predigo ahora, cuando las arenas del tiempo dejen de caer. 253.»


El silencio nos envolvió como el negro manto de Isis. No sé por qué pero un escalofrío recorrió mi espalda.

Algo, sea lo que fuere, nos estaba comunicando su regreso.


1 de Setiembre de 2010: 12:48 am

Los militares, no me pregunten cómo se enteraron, llegaron al poco tiempo y convocaron una reunión de emergencia. Un tal general Atkins atacó en cuanto me hube sentado.

—¿Usted es el que descifró el mensaje?

—Sí, señor.

—Está claro que es de origen extraterrestre, ¿no?

—Absolutamente.

—¿Por qué supone que está en egipcio?

—Bueno, el haz de taquiones apunta a Egipto. Si alguien recibía el mensaje era lógico suponer que fuera egipcio.

Apartó los papeles que se encontraban delante de él y se acarició pensativamente el mentón.

—Quiero una interpretación técnica de ese mensaje —pidió.

No tenía alternativa, se la tuve que dar.

—El mensaje comienza dando a entender que quién lo envía ya está en camino, "la ruta ...trazada", "nada puede detener el destino". En mi opinión la segunda parte es una dirección, desde el "firmamento", hasta "el mundo que alguna vez conoció...". Como esto no es suficiente también nos indica que llegará desde un punto situado "al lado del sol" y con la "luna a sus pies".

Lo miré para detectar algún signo de incredulidad o fastidio pero sólo me hizo una seña para que prosiguiera.

—La referencia a las "arenas del tiempo" y a la "hora cero del mundo" es obviamente una indicación de cuándo llegará al planeta, pero no son claras. Los dos últimos párrafos aseguran que el visitante castigará a todos aquellos que no han "honrado sus monumentos ni cumplido sus designios", describen sus armas como "terribles" y aseguran que no "dejarán piedra sobre piedra", además de eso están las alusiones a naves de combate que asolarán al mundo "como tormentas de arena". Aquí viene de nuevo la alegoría de las arenas del tiempo y un extraño número, 253, que no puedo interpretar. Quizá sea ruido en la transmisión.

El general seguía la traducción que tenía delante con sumo cuidado, así que levantó la cabeza y me corrigió.

—No es un 253, es 252.

—General, la traducción es clara, el número es 253.

—La última copia, que me fue entregada esta mañana, dice 252.

Me levanté y fui hacia mi escritorio, donde guardaba copias de todos los anteriores intentos infructuosos. Sólo traduje los últimos tres símbolos y temblé.

—General, ya descubrí el reloj cósmico.

—Explíquese, por favor.

—Su copia dice 252, la mía, de ayer, dice 253. Esta que tengo en la mano es de la semana pasada. Su número es 258. General, nos está transmitiendo la cantidad de días que faltan para su llegada, para la "hora cero del mundo".

La confusión creció en la sala de conferencias, entre quienes afirmaban que eran tonterías, los indecisos y otros que estaban realmente preocupados.


Ilustración: Pedro Bel

Mientras el general imponía orden, una frase del Libro de los Muertos me dio una pista para lo que seguiría.

"... sólo podrán ascender más allá quienes logren vislumbrar la imagen del dios...". Salí corriendo hacia donde estaba mi equipo sin ver que me seguía el resto.

Había encontrado el significado de la tercera señal.                  

Mis compañeros luchaban con hileras de jeroglíficos infructuosamente. Entre jadeos les anuncié:

—No es texto.

—¿Cómo?

—No son jeroglíficos. Es una imagen. —Teclearon furiosamente y las computadoras, obedientes, transformaron los unos y ceros en puntos negros y blancos y comenzaron a ordenarlos en matrices rectangulares de distintos tamaños.

El general llegó en ese momento.

—¿Se puede saber qué le pasa?

—La tercera señal es una imagen, general. ¿No quiere saber cómo es nuestro extraño visitante?

—Pues...

La computadora no lo dejó terminar. La imagen apareció de repente, en toda su horrible magnificencia, en el gran monitor de vídeo. Una imagen que yo había visto cientos de veces antes, pero nunca tan real, tan palpable, tan asombrosamente tangible.

La reacción del general fue instantánea, de un manotazo arrojó el monitor al piso, dónde se hizo pedazos; llamó a los infantes de marina que en cuestión de minutos desmantelaron los equipos y nos incomunicó a los tres técnicos que estábamos en la sala hasta nuevo aviso"


Eso es lo que pude rescatar de mi diario confiscado por los militares. Sólo algunas anotaciones aisladas. El resto se lo llevaron, "documentos confidenciales" dijeron; se llevaron los jeroglíficos traducidos, las frecuencias de las señales y todas las anotaciones de traducción.

Al otro día nos dijeron que el proyecto Keops se había cancelado y había sido clasificado secreto máximo, todos los integrantes fueron devueltos a sus ocupaciones habituales.

Pero todo eso no fue suficiente.

¡Yo vi la imagen!

Y es por eso que cuento los días y miro, temeroso, al cielo. Y algunas noches despierto sudoroso y agitado, teniendo frente a mí ese torso musculoso sobre el que se destaca la horrible cabeza, con sus negros ojos de chacal mirándome fijamente, el dios de los muertos.



Martín Casatti nació en Córdoba Capital en el año 1973 y vive en el interior (Unquillo) desde los 6 años. Es estudiante de Ingeniería en Sistemas de Información y lector compulsivo de ciencia ficción desde que el abuelo lo invito a dormir en un cuarto con una colección de "Más allá". Trabaja en su propia empresa de desarrollo de sistemas de computación, con su esposa Analía (también Ingeniero en Informacion) y tienen tres retoños (Nicolás, Valeria y Ivan) que muchas veces impiden que escriba todo lo que quisiera. Sus autores favoritos son Philip K. Dick, Isaac Asimov (aunque prefiere los cuentos y relatos cortos a las novelas), Robert A. Heinlein y Jack Vance.


Axxón 154 - Septiembre de 2005
Cuento de autor latinoamericano (Cuentos: Fantástico: Ciencia ficción: Mitología: Argentina: Argentino).