FICCION BREVE (trece)

Varios

LECCIÓN FALLIDA DE GRAMATICA

Alejandro Alonso - Argentina


When I was young, it seemed that life was so wonderful,
a miracle, oh! it was beautiful, magical.
And all the birds in the trees, well they'd be singing so happily,
joyfully, playfully watching me.
But then they send me away to teach me how to be sensible,
logical, responsible, practical.
And they showed me a world where I could be so dependable,
clinical, intellectual, cynical...

—Supertramp. «The Logical Song»


Revólver es esdrújula.

Odio las palabras esdrújulas. No son de fiar.

Suenan rígidas, enfáticas, académicas, proféticas, antipáticas, lúgubres...

Revólver tiene espíritu de esdrújula. La tilde en la o alcanza para delatar su índole. Pero hay otras palabras graves que también están presentes esta tarde: Pena, abismo, muerte. Con algún que otro vocablo agudo. Estupidez, por ejemplo. Dolor es agudo.


Para qué maldecir aquella semana absurda con acento en la a, justo donde empieza tu historia, Bárbara. Ya no estás para leer estas líneas. Es una lástima.

Ese miércoles, cuando terminé de explicar la bolilla de las proposiciones que actúan como modificador directo, apareciste vos con tus proposiciones para modificar directamente mi vida.

Me invitaste a tomar un cortado al terminar la hora de clase porque querías discutir la corrección de tu parcial. Y ese café lubricó de súbito la herrumbrada maquinaria erótica, sumida en la parálisis desde mi viudez.

En la nocturna pasan estas cosas, me dije, y me dejé llevar como un pendejo. Aunque ése no es el sentido que la Real Academia prefiere para la palabra pendejo. Decir pendejo, así como yo te lo digo, es una transgresión a mi idioma. Un vulgarismo aventurero con deseos de perpetuidad.

Me dejé envolver por tus palabras. Fuiste la voz y el diccionario de un idioma fáctico, enigmático, maquiavélico.

Compartimos la cama una sola vez. Hicimos el amor, sí, pero cuando te hablé de amor me acusaste de cándido. Me dijiste que no había entendido nada.

Te penetré, pero me quedé afuera. Espasmos y gemidos sólo fueron silencio y quietud. Un ritmo que no sonaba.

Las palabras confunden. No lo sabía entonces, lo sé ahora. Gozar no significa llenarse de gozo. A veces, la unión de dos sólo perpetra la soledad de uno.

Las palabras son efímeras, los diccionarios son crípticos... Vos lo sabías... Vos me lo enseñaste...

La lección quedó en vilo cuando descubrí la morada decena de puntos suspensivos en el hueco de tu codo...

—No vayas a creer que me ando pinchando todo el tiempo, puedo dejarlo cuando quiera —me dijiste. Pero yo sabía que no podías, y puse punto final a lo nuestro.

Fue la última vez y fue suficiente.

Traté de evitarte las semanas que siguieron hasta perderte de vista, pero después me vinieron con la noticia. Me contaron lo de la sobredosis y lo del tipo que te había dejado embarazada.

Lo supe demasiado tarde y supe que era mi culpa.

Lo que no me dijeron tus compañeros —para qué ensuciar más tu nombre, Bárbara— fue lo que revelaron los análisis poco antes de tu muerte. Algo que vos no sabías y que ahora embaraza mis propias venas.

Para algunos es apenas una sigla de cuatro letras. Para mí es una sentencia.

Síndrome es esdrújula, Bárbara.


Querida mía: La pluma tiembla en mis dedos. La mano se mancha cuando se plasman ideas anárquicas, neologismos, vulgarismos, pendejadas de cincuentón imbécil. Se acerca la hora en que no escribiré más palabras.

Sólo quisiera poner el acento en unas pocas ideas más: perdón, adiós.

Al final de esta carta, me espera el pasaje de ida que me permitirá borrar de una vez por todas esta pena llana que me atormenta.

Es un viaje que quiero hacer. Un escape oscuro y definitivo a un país que no sabe de babeles ni de reglas gramaticales. Esta carta no es más que el pálido testamento con el que pretendo saldar mis deudas con tu nombre.


Revólver es esdrújula, querida Bárbara.

Tal vez esa tilde profética sea la misma que, al final de este mensaje, rasgará la última sílaba de mi corazón.


Alejandro Alonso, autor de Postales desde Oniris y La ruta a Trascendencia, nació en 1970 en San Martín, provincia de Buenos Aires. El primer cuento que publicó en Axxón fue "Demasiado tiempo", en el N° 33. Luego aparecieron "El decimocuarto día", N° 46, "Procesos", N° 47, "Postales desde Oniris", N° 61, "Sociedad anónima", N° 63, "La letra número 54", N° 65, "...y tu firma al pie...", N° 91, "Póstumo", N° 100, "Disneylandia", N° 109, "1807", N° 112, "La duna del 40° aniversario", N° 117, "Hombres y piedras", N° 125 y "Rojo federal", N° 134, por lo que decir que Alejandro es un "autor de la casa" es quedarse muy corto. Pero nueve meses sin una nueva ficción es demasiado tiempo. Así que utilizando métodos que no serán revelados, logramos arrebatarle el texto que acaban de leer, o que leerán a continuación, si tienen la mala costumbre de leer esto antes que el relato...



MEDUSA EN LA CIUDAD

Daniel Antokoletz - Argentina


Millones de almas pululan aquí y allí. No puedo olvidar mi muerte. Tampoco a la medusa.

Mirarla fue mi perdición. Si hubiera estado en otro lugar o en otro tiempo, me habría salvado. Como ocurrió con tantos humanos desamparados de los dioses, caí bajo su influjo. Perseo había decapitado a la más temible de las Gorgonas. Sin embargo, volvemos a enfrentarnos con su mirada inmensa. Ojos que desplazan la moderación y la pureza. El fuego de su presencia lo corrompe todo. La carne, podrida y quemada, se desprende de los huesos, cae al piso, y es barrida por su aliento infernal.

El estruendo de su voz rebota en mi moribundo entendimiento. Mis tímpanos vuelan, al sentir su primer soplo, revientan como globos.

Me parece verla caminar entre los despojos, entre las carcazas vacías donde hubo cerebros que pensaron, ojos que brillaron y labios que supieron besar.

Cruza una cucaracha. Ella parece no verla, a ella no le afecta. Y a la medusa no le interesan esos seres inferiores. Nos busca a nosotros y nos elimina metódicamente. De nada sirve esconderse en el último piso del más alto de los rascacielos, o en lo profundo de los sótanos y subterráneos. Es cuestión de tiempo. Todos seremos hallados. Perderemos el pelo, la piel, la carne.

Vuelvo a ver esos candentes ojos que lo penetran todo, que lo destruye todo. Siento el ardor, siento como si mis ojos se desprendieran, como si cayeran de sus órbitas. Una última visión: su efigie. Miniaturiza las casas de la cuidad arrasada. Apenas distingo la impresionante imagen de ese hongo atómico. El nuevo nombre de la antigua medusa.


Daniel Antokoletz Huerta (Buenos Aires, 1964) comenzó a escribir desde muy joven y ha obtenido varios galardones tanto a nivel local como nacional. Entre los principales se encuentran el Primer Premio del certamen "Cuentos para Niños" , del Consejo Argentino de Mujeres Israelitas de la Argentina, en 1993, y, en ese mismo año, la Primera Mención del Premio "Más Allá" del Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía por su cuento breve "La sentencia". Trabaja en investigación tecnológica relacionada con robótica y sistemas.



INVASIÓN

Iván Olmedo - España


Comenzamos con una naranja. Usando nuestro Rayo, dispersamos sus átomos y la recompusimos en el interior del planetoide hueco que habíamos construido para tal fin, a cinco mil millones de kilómetros de distancia. Nadie se percató de su desaparición. Seguimos con una oveja. Su pastor la echó en falta al hacer el recuento, pero tres días después se convenció de que jamás la encontraría, ya que los lobos la habían devorado. Éxito total.

Una casa abandonada en pleno campo no fue mayor problema para nuestro Rayo. Pasaron meses y hubo extrañeza, pero la casa fue olvidada y aceptado el misterio. La desaparición de un avión de combate no pudo ser ignorada, pero ante la evidencia y la falta de pistas para recuperarlo se impuso la resignación.

Nos llevará tiempo, pero la Tierra será conquistada. La robaremos átomo a átomo.


Iván Olmedo nació en Oviedo, Asturias, España, en 1972, aunque nunca ha vivido allí. Aunque es pintor, en los últimos se ha sentido atraído por la literatura y el resultado son los relatos que publicó en Nitecuento, Artifex y Parnaso. Dice preferir el terror y la fantasía oscura, aunque aclara que los géneros no tienen que ser un obstáculo para un verdadero creador.



MÉDIUM

Raquel Froilán García - España


La mujer sirvió el té. Sabía raro, amargo, pero no quería indisponerme tan pronto con alguien que se anunciaba como Vidente, Bruja y Médium... aunque probablemente no fuera verdad. Bebí.

—Lo que voy a revelarte es muy importante para ti. Es importante y esencial y mejorará tu vida de una manera que no habrías soñado —me dijo ella. Yo estuve de acuerdo. Tal como estaba, cualquier cambio sería bienvenido—. Confía en mí. Deberás cerrar los ojos para entrar en contacto con el Infinito.

En ese momento sí que no dije nada. No me gusta oír esas cosas de boca de gente a la que tendré que pagar al final la sesión. Yo había venido buscando soluciones, cualquier solución, no confianza. Obedecí, pero sólo un momento.

Cuando volví a mirar, sus manos, de largas uñas pintadas de dorado (Fu Manchú, fue lo primero que pensé al entrar en la consulta), trazaban movimientos confusos en el aire manchado de incienso.

—Tenemos que cazar todas las ondas negativas y maléficas que te rodean. —Miré a mi alrededor, sin poder evitarlo. No vi nada—. Para lograrlo, estableceré contigo un contacto, a horas fijas, durante algunas semanas —y añadió, como si me hubiera leído el pensamiento—: No, no hará falta que vengas. En breve te comentaré cómo debemos proceder para que se establezca dicho contacto mediúmnico entre nosotros.

—¿Mediúmnico?

—Sí. Tenemos que actuar lo más rápido posible, antes de que sea demasiado tarde, antes de que el maleficio se encierre contigo para siempre. Es una Verdadera Operación de Desembrujo. Es tan sencillo como rellenar el Formulario de Ayuda Especial, indicando en él las quince fechas (días y horas exactas) para que yo pueda entrar directamente en contacto mediúminico contigo. —Me tendió el formulario. Yo estaba atónito, no me había esperado nada así. Era como un funcionario de Hacienda cubierto de velos y purpurina. Pero lo rellené.

—No tendrás que hacer nada más. Lo único que deberás respetar, sobre todo, son las fechas y las horas que me indicarás (anótatelas para no olvidarte de ellas). Luego, durante las Secuencias Mediúmnicas, deberás aislarte en un lugar tranquilo que tu elijas y llevar contigo las instrucciones secretas que habrás recibido. Para ese servicio muy particular de desembrujo, te pediré una pequeña contribución para las quince Sesiones Mediúmnicas.

Le di el dinero. No era una contribución tan pequeña.

En ese momento comenzaron los dolores. Ella me miraba desde el otro lado de la mesilla. Acariciaba la bola de cristal y me miraba. En uno de los espasmos tiré la taza, que todavía contenía algo de té. Entonces me di cuenta de que olía a almendras.

—¿No lo sabías? —preguntó, mientras yo agonizaba en el suelo. Al caer, había arrastrado conmigo el mantel de terciopelo moteado de estrellas, pero la mujer había evitado que también cayera la bola de adivino—. ¿Nadie te explicó que lo que hace un médium es contactar con los espíritus? ¿Con los muertos?

Me retorcí por última vez.

Lo peor de todo es que aquella fue la última vez que la vi.

La muy bruja no me ha llamado.


Raquel Froilán García nació en León, España, en 1981, y no ha dejado de publicar en Axxón desde que apareció "Jezabel" en el N° 142 y una ficción breve, "El inocente y Abel", en el N° 148, y otro cuento, "La invasión" en el N° 151. Ha merecido inaugurar la sección "Entre Ushuaia e Irún" de Bem on Line y cada vez falta menos para que tropecemos con ella en una importante antología.



TRECE FICCIONES APOCALÍPTICAS

José Luis Zárate - México


LÍNEA PLANA

Me despertó el silencio de mi cuerpo, mi respiración detenida. Miré la ciudad, allá afuera. Todos van de desaparecer, no mañana, hoy, en este instante. Casi sentí pena por ellos. Así es como ocurre el Apocalipsis, en secreto. Cerré lentamente los ojos, hundiendo al mundo en la oscuridad.


ECO

—¡Mamá!

—¡Todo esta bien!

La luz llega primero a la pared, luego el sonido, que rebota, regresa al punto de origen. La ceniza de las estatuas, el niño y la mujer abrazados, tiembla un segundo, antes de derrumbarse.


El ÚLTIMO SELLO

El mar vuelto sangre, las estrellan rotas, la realidad derribada en mil fragmentos, la Voz incorpórea llenando el mundo, Ángeles, demonios, la humanidad masacrada escuchando, por fin, la infinita voz de Dios.

—Ups.


UN HOMBRE

Luz blanca llenando las pantallas, transmisiones cortadas de tajo por el silencio, el hombre sale para ver el cielo cargado de escombros. Horas muertas, tiempo vacío. Todo ha terminado. Menos él. Grita de dolor, desesperación, soledad, abandono. Es terrible haber sido ignorado hasta por el Apocalipsis.


LÁZARO

Se levantó de las cenizas, bajo sus pies un millón de cadáveres. Una luna irregular monstruosamente cerca. Carne desgarrada de la Tierra. Dios me salvó, pensó Lázaro. Soy su Testigo, el Ojo que no se cerrará hasta que lo haya visto todo. El Apocalipsis sólo el inicio del tormento...


ANUNCIO

Este Universo esta experimentando fallas técnicas.


PROFETAS

Cuántos profetas se levantan, miran el cielo azul, la gente preocupada por el trabajo, los niños, el salario y no por ríos vueltos sangre y estrellas rasgando el cielo, y se van a la cama sin que la humanidad hirviera en fuego y sienten que Alguien los ha engañado.


PLANOS

Dios levantó la mirada de los planos del Apocalipsis para ver como la Tierra estallaba en pedazos crepitantes de radiación.

—Humanos —dijo casi con cariño— siempre queriendo hacer todo por ellos mismos...


NIMIEDADES

Tal vez no con esas palabras, pero en realidad quieren decir:

—Es el fin, el Apocalipsis...

El hombre que ha perdido el trabajo, la mujer que dejó un amor, el niño que ha roto un juguete querido, el científico que no puede detener la reacción en cadena...


MASS MEDIA

¡El Apocalipsis esta aquí! Más de ello, después de estos comerciales...


TAN SUBITO

El Apocalipsis, el fin puede llevar siglos o ser tan súbito qu


APOCALIPSIS

Al final de los tiempos, con Falsos Profetas, Prodigios anunciando cosas contradictorias, Milagros derrumbando las creencias más firmes y Mentiras levantando las creencias más extrañas; hubo tal confusión que, cuando empezó el Apocalipsis, el Juicio Final, Armagedón, todos lanzaron un suspiro de alivio: porque al fin había algo claro.


APOCALIPTICO APOCALIPSIS FINAL

Dios dejó de Teclear. Leyó los tres últimos milenios. La idea había sido tan clara, el argumento perfecto, pero algo fallaba. Todo se torció desde la escena de la manzana. Demasiado para rescribirlo. Era mejor empezar de cero. Acercó lentamente Su Dedo a la tecla de DELETE...


José Luis Zárate Herrera nació en Puebla, México, el 20 Enero 1966. Ha publicado, entre otros, los libros Xanto, Novelucha Libre, La Ruta del Hielo y la sal, Hyperia, Las Razas Ocultas y numerosos cuentos en revistas y antologías. Axxón ha publicado sus cuentos "Mundo blanco" (Axxón 26), "La luz" (Axxón 28), "Libertad 3 sur" (Axxón 31), "Análogos y therbligs" (Axxón 36), "Corre hacia mí" (Axxón 83), "Rave" (Axxón 142) y "75, 345" (Axxón 146).




Axxón 152 - Julio de 2005
Cuentos de autores de habla hispana (Cuentos: Fantástico: Ciencia Ficción: Fantasía: Varios países).