Editorial - Axxón 145

Soldados y Generales
por Eduardo J. Carletti

Así está el mundo, dividido en soldados y generales. Hay regiones divididas de ese modo, países, barrios, personas. Los generales deciden qué es lo que deben hacer los otros. Y lo que ellos deciden no es si deben sacrificarse por el "bien común" sino —simplemente— cuándo habrán de sacrificarse.

Los soldados no tienen elección. Antes o después, pero inevitablemente lo deberán hacer. Sacrificarse.

Algunos lo sufren en un segundo, otros repartido en pequeñas cuotas a lo largo de toda su vida.

Quedamos vivos pero sin dientes, sin fuerzas, sin esperanzas, sin alegrías.

Así es la guerra. El universo entero está en guerra.

La suerte del soldado es que su sacrificio se posponga, no salvarse de tener que hacerlo.

Salvarse no es una suerte para soldados.

Los países generales, por supuesto, votan por la guerra.

En estos días, cuando en esos lugares se aproxima su farsa de Navidad, cae la nieve en aquellos lugares donde más se centra el poder de esa generalidad, donde se manifiesta la fuerza y la prepotencia. Los generales se vuelven estúpidamente tiernos y compran regalos para algunos, a ver si se pueden olvidar de los ojos de los mutilados y los famélicos, y de los huecos vacíos que han dejado en familias de más de medio mundo.

Para esta época, todos quieren creer que la culpa la tienen otros. Ni piensan en qué es lo que acaban de hacer hace muy poco.

Ellos "no son culpables" de la guerra. Creen ser soldados...

Regalan cosas envueltas en papel verde y rojo brillante, quizás para que no se vea tanto la sangre que llevan en las manos.

Eduardo J. Carletti, 1 de diciembre de 2004
ecarletti@axxon.com.ar