Correo 142


1o de septiembre de 2004
 

Edu, me agarrás en vena nostálgica...

¿Quince años ya? Naaaah, ¿en serio? Pero si fue nomás hace... a ver... ¡pucha!

Y ahora hago memoria y la verdad que aunque por un lado parece que el tiempo se pasó volando por otro pareciera que siempre estuve con la revista en uno u otro aspecto. Rememorando me sorprende no la leyera desde la adolescencia, pero aunque la sensación es esa los datos fríos y exactos de la realidad lo desmienten.

Hasta recuerdo la necesidad que sentía antes de imaginar siquiera qué corchos era lo que necesitaba.

Cuando leía libros de CF de los baratitos que me compraba mi vieja eligiéndolos al tuntun, cuando pescaba alguna Nueva Dimensión, cuando tenía alguna conversación esporádica sobre el género con alguien y trataba infructuosamente de precisar qué era ese hambre intelectual y de comunidad.

Después, a los 18 más o menos, se me ocurrió leer algo más que los cuentos de las Nueva Dimensión, leer el correo. Ahhh, ese es un grato recuerdo, cuando te acordás de la sed creciente y cómo se sintió luego el primer trago de agua fresca, y la parranda subsecuente que por alegremente intoxicante obliga a pensar en otras bebidas, je.

En aquellos días de buscar en mi pequeño mundo de contactos y tímida curiosidad dónde podía llegar a encontrar una revista similar a ND, hasta me animé a preguntar en algún kiosco o librería. Nada. Cero. El desánimo. Este país, me decía. ¿Habrá quizá alguien...? Yo sabía que había habido tiempos más florecientes. Algo me había enterado de la época de HGO, de Más allá, aunque sin tener esos datos específicos. Un día, cuando trabajaba para un diseñador freelance tipeándole los textos y tratando de aprender Page Maker, le curioseo los disquetes a ver qué puedo encontrar de interesante.

"¿Y esto?"

"¿Qué? Ah, es una revista."

"¿...???"

Y me quedé mirando el disquete (¿una revista en disquete??). No me imaginaba cómo. Sonaba interesante, aunque creo que mi jefe no me había dicho que era de CF. 'Y bue, vamos a probar.'

Me la llevé a casa y le eché una mirada. Número 24 si mal no recuerdo. Muy por encima, seguramente por estar distraído. ("¡Hubieras prestado atención, marmota!", le grito ahora a mi yo pendex.)

La cuestión es que por descuidado dejé pasar como un año antes de volver a pensar en la revista.

Cuando la volví a abrir y me puse a leerla me di cuenta de que era justo lo que venía buscando hacía un buen rato. "Y se reúnen, ¡fa!" Enseguida tomé nota de la dirección de Ale Molina y le pedí toda la colección. Pasé por su casa y me llevé el paquetito de disquetes re contento. ¡A leer!

¡Lo que me costó animarme a escribir! Pero me encantaba lo que leía. Más allá de los cuentos percibía el grupo, la comunidad, gente que se juntaba, ¡y acá nomás!

Más tiempo hasta que me animé a ir, a escribir algunas cartitas, a ofrecerme para ilustrar, a ir a la fiesta aniversario en el Touring Club, a escribir!, ¡a codirigir una sección!! (¡caradura!).

Tantas cosas que parecen lejanas y cercanas a la vez. Y la cantidad de cosas que pasaron desde entonces hasta ahora en el seno y entorno de la revista.

Me son especialmente brillantes los recuerdos de la Garrafa, por supuesto, pero también del cambio al formato multimedia y del paso a disquete de 3 1/4, de las numerosas secciones, de los talleres y brainstorms, del aniversario de los disfraces en que nos metimos en el Tortoni, jaja, de la cantidad de cosas que surgieron o se relacionaron con la revista, como mi ingreso al mundo del rol, del número 100 y los planes a futuro, de la colección en CD, del paso a formato Windows en el ciento y pico, ¡del listado completo de contenidos dividido por categorías!... Son muchas cosas que pueden sonar a simples hechos puntuales pero me llegan del recuerdo con su correspondiente attach de imágenes y emociones.

¡Jua!, si hasta conocí a mi futura esposa un viernes a las diez de la noche al volver de una reunión en el bar. En el viaje en colectivo le estuve contando de la revista y el grupo y me miraba con cara de pensar lo que después me confirmó que efectivamente estaba pensando, jajaja. Así que si este año, como cada año, hago un balance y un repaso desempolvando los recuerdos para no perder ninguno, vuelvo a la vieja y querida conclusión, que compruebo con cariño y con algo de culpa por mi poca participación actual: Axxón ya me es tan familiar y apreciada como el nombre de un pariente cercano, un gran amigo de la infancia, un hogar de añares.

Y creo que ya dije demasiado, pero bueno, viejo, vos la hiciste nacer y la pusiste a mi alcance, así que ahora tendrás que bancártela si te torturo con cartas como esta. :)))

¡Un abrazo para la revista!

Agudo



Edu,

Te voy a contar mis vivencias con Axxón... esta carta te la debo hace años.

No recuerdo bien cuál fue la primera Axxón que leí. Sí recuerdo haber quedado fascinado por ese programa que en el tamaño ínfimo de un diskette me traía literatura, gráficos notables, el palpitar de un mundo local de fans que yo desconocía (en aquel momento, desde mi tímida adolescencia sanmiguelina, lo que pasaba en Capital era Allá Lejos).

Andando el tiempo, y ya más acostumbrado a ir a los rumbos capitalinos, trajinaba las casas de venta de shareware (¿se acuerdan?) o me conectaba a BBSs varios con mi módem de 14.400 para bajarme los últimos números. Y me asomaba a joyas como "El libro de arena", de Gardini, aún hoy uno de mis Axxones más queridos, por razones sentimentales; fue una de las ocasiones señaladas en las que un escritor connacional de cf me conmovió con su estilo y con la calidad de su texto.

Con esfuerzo, tras acompañarme durante mucho tiempo en los viajes de ida y vuelta en tren a mi trabajo, garabateadas en un cuaderno, algunas páginas mías también vieron la luz en Axxón, en uno de aquellos fantásticos ejemplares de la última época DOS, una maravilla técnica para esa plataforma. Y meses después, otro cuento más. Nunca terminé de agradecerte esas primeras publicaciones.

En un momento hubo una pausa, esa tensa espera que siguió a los cambios de conducción de la revista y que a los lectores silenciosos nos preocupó, aunque no había mucho que pudiéramos hacer. Y surgió el AxxónLine, que nos alivió mucho a todos aunque debió darnos qué pensar.

Lo que creo que al menos yo debí pensar es esto: Axxón me acompañó durante mi vida joven y adulta, me hizo llegar, gratis, un montón de textos de mi género favorito que de otra manera jamás hubiera podido leer. Me demostró que había gente como yo, cuyas emociones se desbocaban, o al menos se ponían en acción, al leer los textos, los editoriales, las secciones (¡cómo extraño las Crónicas de la Garrafa Virtual, el Portal Fantástico, las sorpresitas animadas a la vuelta de algunas páginas!), al ver el esfuerzo puesto por Eduardo y su gente para darnos, una vez al mes, una joya que al principio fue programa y hoy, andando otros rumbos, es un sitio que se mueve día a día y que tiene contenido para todos. Podemos tener algo que se parece a la antigua revista, y también tenemos mucho más. A los lectores de los números de un dígito se les hubiera hecho agua la boca si hubieran sabido en lo que se convertiría Axxón... Lo que hubiera debido pensar, decía, es esto: "Axxón me dio infinidad de cosas, fue una parte integral, inolvidable, enriquecedora y fantástica de mi vida durante muchos años... ¿Qué hice yo por Axxón? ¿En qué ayudé para que fuera mejor, o para que siguiera viva? ¿Alguna vez cometí el error de darla por sentada, sin saber lo que significaba para Eduardo seguir publicándola?"

Me da un poco de vergüenza reconocer que no hice tanto como hubiera podido. Hubo momentos en que sentí que podía hacer más. Aun hoy, aunque colaboro como puedo con pequeñas cosas como las versiones para Palm o sugiriendo minucias aquí o acullá, siento que Axxón ha sembrado tantas cosas en mí que aun si trabajara incansablemente durante años no podría proporcionar un valor equivalente. Axxón es una parte inseparable de quien soy hoy, simplemente porque no puedo imaginar cómo hubiera sido mi vida sin leerla durante todos estos años.

Mi falta de tiempo o de perseverancia hicieron mucho menos frecuentes mis aportes, aunque ahora me haga feliz decir que un par de páginas de Urbys cuentan con mi firma. Es bueno ser leído; Axxón sigue dándome cosas. Ojalá lo poco que puedo darle a cambio contribuya para que sea un poquito mejor y para que sea tan importante para mucha otra gente, tanto como lo fue, y lo es, para mí.

Marcelo Huerta



Estimado Eduardo:

¡Qué vergüenza, esperar hasta último momento para mandar un saludo por el aniversario de Axxón! Bueno, acá está. Para que nadie se queje.

El que sí va a quejarse soy yo. Ahora me pongo serio. Adivino que todas las cartas que recibirás en esta ocasión serán de felicitaciones. Mi intención, sin embargo, es hacer de abogado del diablo. Aunque sea antipático, alguien tiene que señalar los problemas que Axxón ha venido arrastrando a lo largo de estos quince años.

Para empezar: tiene problemas para pasar inadvertida. Tiene problemas para dejar indiferentes a quienes llegan a ella. Tiene grandes problemas (y esto se ha demostrado en infinidad de ocasiones, lo sabés mejor que yo) para permanecer como un proyecto unipersonal. No me tiembla el pulso al afirmar que todo esto tiene mucho que ver con la personalidad de su director.

¿Ciento cuarenta y dos números? ¿Dónde se ha visto? Un caudal de bastante más de seiscientos cuentos y novelas que, hay que decirlo, están muy pero muy por debajo del noventa por ciento prescrito por la Ley de Sturgeon. Y no hablemos de los artículos de divulgación, las noticias, los zappings y otras cosas que contribuyen a que el coeficiente tienda a cero.

¿Cuántos lectores regulares tiene? ¿Existe una estimación? No me extrañaría que se contaran por millares. La mayoría son callados, pero se nota su presencia. No trates de disimularlo.

En fin, después de este análisis, no se puede sacar otra conclusión que la siguiente: espero que durante muchos años más, Axxón te siga dando (nos siga dando a todos) tantos problemas como hasta hoy.

¡Felicitaciones!

Andrés Diplotti


Muchísimas gracias por las cartas. No quise ni quiero extenderme agregando más porque no deseo saturar, como si echase edulcorante sobre azúcar. Las palabras de personas que son a la vez lectores y participantes, creo yo, dicen mucho y dicen todo. Esto es una comunidad, un grupo, en el que nos mueve y une el gusto por un tema y el deseo de compartirlo. Tengo que confesar que leí estas cartas con lágrimas en los ojos. Gracias.

Eduardo J. Carletti


Enviar las cartas a ecarletti@axxon.com.ar


Desde que abrimos la Lista Axxón se han anotado enormidad de personas, y por esto muchas opiniones que antes se intercambiaban por el Correo ahora se presentan y discuten día a día en la Lista. No me pareció razonable extraer textos de opinión de ella para ponerlos aquí, ya que son medios diferentes. Espero que alguno de los "Listeros" mande de vez en cuando una carta para este Correo. No sea que lo dejemos huérfano...

Eduardo J. Carletti
ecarletti@axxon.com.ar