18/Ene/04 Un equipo internacional está estudiando el cráter de la Península del Yucatán, en México. (La Crónica de Hoy) El cráter enclavado en la Península de Yucatán, donde golpeó un meteorito de enormes dimensiones (el mismo que se cree extinguió a los dinosaurios), es sometido a exhaustivas investigaciones por científicos mexicanos y extranjeros para buscar información sobre la caída de cometas a la Tierra y sus efectos globales, como las desapariciones masivas. Expertos del Instituto de Geofísica de la UNAM, en coordinación con científicos de Alemania, Estados Unidos y Francia han realizado perforaciones terrestres de hasta 1.500 metros para obtener material que permita saber con certeza el efecto del impacto del meteorito que supuestamente mató a los dinosaurios hace 65 millones de años. El paso siguiente, explicó a Crónica Jaime Urrutia, director del Instituto de Geofísica, es perforar hasta 2.500 metros de profundidad pero ahora en el suelo marino para encontrar evidencias, pues la mitad del meteorito aproximadamente dos veces la altura del Volcán Popocatépetl medido desde el nivel del mar cayó dentro del mar y la otra en tierra. Para ello, un barco proveniente de Texas zarpará al norte de la península esta semana para iniciar las labores de excavación que tienen costos muy elevados; tan sólo las perforaciones a 1.500 metros tuvieron un costo de 24 millones de pesos, que fueron solventados por la UNAM y por organizaciones internacionales. Jaime Urrutia añadió que ahora el pozo de 1.500 metros de profundidad es un enorme laboratorio experimental de donde se han recogido muestras que son analizadas en los laboratorios del Instituto de Geofísica, de los cuales pueden disponer para su análisis estudiantes mexicanos. El especialista dijo que con la investigación del cráter gigantesco, 180 kilómetros de diámetro, se abre en México una "enorme oportunidad" para contribuir a la ciencia porque se podrán aclarar teorías que han sido planteadas en todo el mundo y desde hace mucho tiempo sobre las extinciones masivas. Este cráter localizado al norte de la Península de Yucatán, en cuyo centro se localiza el pueblo pesquero de Chinxulub, es único en el mundo por sus dimensiones y por coincidir con la época en que los dinosaurios desaparecieron de la faz de la Tierra. Hay otros dos cráteres de grandes dimensiones en el mundo donde se impactaron otros meteoros: al sur de África y en Canadá, pero éstos ocurrieron millones de años antes de que cayera el de la península de Yucatán y sus dimensiones rondan más de 200 kilómetros. De acuerdo con Rebolledo, el cráter Chinxulub de Yucatán puede enseñar mucho sobre la formación de cráteres de impacto porque es uno muy bien conservado, pues la Península se encuentra sobre una placa tectónica estable, es único en el mundo y las perforaciones darán respuesta a la cantidad de masa y la consistencia de material de impacto. Desde que se planteó la teoría del "meteorito asesino" en el ámbito científico se "levantó mucho polvo", por ello, las investigaciones se han intensificado al haber otra suposición: la volcánica, que habría causado la extinción de las especies más gigantes que han poblado el planeta. Ambas teorías ven la causa de las extinciones como un efecto meteorológico parecido: el bloqueo de los rayos del Sol que obstruyó la fotosíntesis, los expertos llaman a esto invierno nuclear, pues el número de especies que dependían de este mecanismo se extinguieron. La colisión del meteorito contra la Tierra fue devastadora, los expertos la comparan con cinco millones de bombas atómicas. Jaime Urrutia apuntó que el meteorito de Yucatán arrasó con la vida, causó temblores y levantó olas gigantes. También produjo un intenso calor porque el impacto generó una enorme bola de fuego en forma de hongo. Al impactar en la tierra, el meteorito se desintegró y dejó un agujero hoy el cráter de Yucatán que levantó tanto polvo que provocó el oscurecimiento del planeta por mucho tiempo. Esto obstruyó la fotosíntesis y mató a las plantas, y los herbívoros se murieron de hambre. La mayor extinción que se tiene registrada representó la desaparición repentina del 90 por ciento de especies en la Tierra, hace 250 millones de años. Impactos
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