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1/Nov/03

Patentan en los Estados Unidos una proteína que inhibiría las metástasis

Se trata de un logro argentino que ayudaría a reducir el riesgo de metástasis en el cáncer de mama. Los descubridores son investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes.

(La Nación) La Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) queda a media hora de la Capital, pero científicamente está anclada al Primer Mundo: uno de sus equipos de investigación no sólo acaba de descubrir una proteína que podría reducir drásticamente el riesgo de metástasis en casos de cirugía de cáncer de mama, sino que ya obtuvo una patente internacional por su desarrollo.

Esta premura por proteger los productos de su capital intelectual —muy habitual en el hemisferio norte— no es un detalle menor. En el país prácticamente no existe la tradición de poner al abrigo de la competencia desleal el conocimiento científico. Para los investigadores, la patente otorgada a la UNQ marca el comienzo de un cambio cultural que será necesario profundizar de aquí en más.

"La Argentina actuaba con respecto al producto de sus investigaciones como si financiara el cultivo de un bosque de frutales y después regalara la fruta —ilustra el doctor Lino Barañao, presidente de la Agencia de Promoción Científico-Tecnológica—. Hacía todo el gasto necesario para fertilizar, regar, cuidar los árboles y, al final, parecía que la fruta era lo de menos... En muchos casos, el producto de la investigación se regalaba, y no a una empresa nacional, que no sería algo tan cuestionable, sino a empresas del exterior que tomaban graciosamente esa información, ya sea porque inadvertidamente se revelaba o porque se hacían patentes que no habían sido redactadas profesionalmente y por lo tanto eran mucho más fáciles de infringir."

Para empezar a cambiar estos usos y costumbres, la agencia que dirige Barañao acaba de abrir una oficina que asesorará a los científicos y seleccionará aquellos hallazgos que merezcan patentarse. Pronto se anunciará también una línea de aportes no reembolsables (ANR) para cubrir los costos iniciales del trámite de patentamiento a instituciones oficiales y a pequeñas y medianas empresas. "Estamos custodiando un bien público —subraya Barañao—, garantizando que aquello que le ha costado tanto sacrificio a la sociedad ofrezca el mayor beneficio."

Programa prioritario

Emitida por la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos sobre un "Método de inhibición de la diseminación metastásica utilizando desmopresina", esta concesión es la primera obtenida en el marco del Programa Prioritario de Investigación y Desarrollo del Laboratorio de Oncología Molecular de la UNQ.

El objeto de la protección, registrado también en la Argentina y Hong-Kong, es un hallazgo —en modelos preclínicos; es decir, in vitro y en animales—, de que el uso de una pequeña proteína sintética conocida desde hace más de treinta años (pero que se utilizaba en otras patologías), la desmopresina , disminuye la diseminación de los tumores malignos de mama.

"Impide que el tumor primario migre a órganos distantes —explica el doctor Daniel Alonso, uno de los protagonistas del descubrimiento e investigador del Conicet y la UNQ—. Nosotros descubrimos que, utilizada antes y después de la cirugía, la desmopresina reduce en un 80% las metástasis de ganglios linfáticos y entre un 60 y un 70% las de pulmón. Con la patente estamos protegiendo este método de tratamiento: en qué esquema, en qué dosificación, con qué formulación debe ser aplicada la proteína."

Este efecto se comprobó en una cepa de ratones homogénea, con una línea de cáncer mamario muy agresivo, tanto inyectando la sustancia por vía endovenosa junto con las células metastásicas, como administrándola 24 horas después de que éstas ingresaran al torrente sanguíneo.

Los investigadores comenzaron a trabajar en el plano teórico en 1996. Sin embargo, dado que ya existía la intención de hacer una transferencia tecnológica, los trabajos científicos fueron publicados en revistas con referato luego de la concesión de la patente en los Estados Unidos.

"Cuando estábamos casi terminando la investigación —cuenta el licenciado Alberto Díaz, encargado de la transferencia tecnológica en el Laboratorio de Oncología Molecular—, empezamos a analizar qué aplicaciones podía tener este descubrimiento, cómo patentarlo y cómo comercializarlo. Porque no se trata de tener un papel que otorgue más puntos en la carrera —subraya—, sino de hacer negocios. Lo que se obtenga por este medio retornará al grupo de investigación."

"Pensamos desde un principio que el conocimiento es también un bien social —agrega el doctor Daniel Gómez, otro de los autores del hallazgo—. No podemos limitarnos al hecho cultural de publicarlo o comunicarlo en un congreso, sino que además tenemos que protegerlo, porque tiene un valor en el mercado. Y si no lo hacemos nosotros, otro lo va a tomar."

El equipo de la UNQ se apresta ahora a iniciar una colaboración con la Universidad de La Plata para realizar un ensayo clínico en perros. "En esta etapa —explica Alonso—, si aparece un inversor para el proyecto se utilizará fundamentalmente para solventar los ensayos clínicos, que por una cuestión de logística y de economía son inabordables para una universidad nacional."

Ventaja comparativa

Una ventaja de la desmopresina es que, al ser un péptido ya utilizado en medicina, está demostrado que no posee efectos tóxicos, por lo que hay toda una serie de estudios que será innecesaria.

"Por supuesto, dentro de esta estrategia, queda claro que para una universidad es muy difícil comercializar sus investigaciones —medita Díaz—. De eso saben muy poco. Por eso hicimos un convenio con una empresa de transferencia tecnológica argentina, Genésica, que se ocupará de continuar los contactos nacionales e internacionales."

De aquí en más, según explica Barañao, la Agencia ofrecerá asesoramiento y financiación para iniciar los trámites de patentamiento y llegar hasta una instancia en que el grupo o la empresa puedan negociar, con cierta seguridad, con un potencial inversor que se haría cargo de los costos posteriores. "Nosotros no podemos pensar en gastar cientos de miles de dólares, ni en pagarles a estudios de abogados en Estados Unidos, pero vamos a ofrecer una protección para que puedan negociar por sí o a través de terceros, poner sobre la mesa los hallazgos y no correr riesgos. Por eso tenemos que ser muy cautos en financiar aquellos hallazgos que tienen altas posibilidades de ser comercializados en corto plazo".

El producto de la patente sobre el modo de uso de la desmopresina se distribuirá entre la universidad y los científicos por partes iguales.

Pero los investigadores de la UNQ siguen avanzando: ya gestionan el patentamiento como productos antitumorales de 50 nuevas moléculas emparentadas con la desmopresina.