23/Jul/03 Fuerzan a los microbios a construir en nanoescala Apéndices extirpados de bacterias realizan trabajos de construcción a nanoescala.
(Nature News Service) Científicos norteamericanos han logrado poner a las bacterias a trabajar en minúsculas tareas de construcción. Un grupo de investigadores anunció la semana pasada en una reunión en Nueva York que se podrá hacer que microbios "biorrobóticos" ayuden a construir circuitos eléctricos y otros elementos microscópicos. Los científicos buscan la manera de tomar y mover objetos en la pequeñísima escala de las moléculas. Si se desea bombear líquidos, por ejemplo, se debe luchar con una enorme fricción. Los fluidos que circulan no se arremolinan ni se mezclan. Linda Turner, del Rowland Institute de Harvard, Massachusetts, Estados Unidos, dijo en una Conferencia de la American Society of Microbiology sobre bio, micro y nanosystems que las extremidades de natación de las bacterias, llamadas fimbriae y similares a hebras, pueden resultar perfectas para realizar estas tareas. Su equipo fijó una delgada capa de bacterias Serratia marcescens sobre unas pequeñas esferas. Los apéndices de los microbios llevaron las bolitas una buena distancia, dijo Turner. Y cuando se los adhirió dentro de delgados tubos, sus apéndices giratorios llevaron los líquidos al doble de la velocidad que fluyen por sí solos. Turner espera enseñar a las bacterias que muevan partes cuando ellas se lo requiera, quizás tentándolas a avanzar hacia una luz o hacia productos químicos que puedan detectar. Podremos hacer que vayan a los lugares que nosotros deseemos, dijo Turner. Las pequeñas esferas guiadas podrían forzar el movimiento de líquidos a través de canales microscópicos, se sugirió en la reunión. "Nos gustaría explotarlas [a las bacterias] como si fueran máquinas preparadas para eso", dijo el nonotécnico Michael Simpson del Oak Ridge National Laboratory de Tennessee. Las bacterias son caballos de tiro ideales a nanoescala, ya que están adaptadas al mundo microscópico y a sus tramposas condiciones. Si tomamos una muestra en cualquier lugar del borde de una pileta de natación, veremos que hay bacterias nadando en una espesa melaza. Deberíamos aprovechar la habilidad de los microbios de agarrarse y sostenerse a las superficies, sugirió Viola Vogel de la University of Washington en Seattle. Ella y su equipo ya han demostrado que una proteína llamada FimH, puesta en los extremos de los fimbriae de una Escherichia coli, las sostiene (maniata) fuertemente. El grupo de Vogel cortó los apéndices de E. coli y los unió a dos conjuntos de microesferitas, uno con esferas de la mitad del diámetro del otro, y los diseminó sobre una superficie. Debido a que la resistencia al deslizamiento de las esferitas grandes es mayor que la de las pequeñas, los apéndices de las grandes lograron sostenerlas en la superficie mientras que las pequeñas fueron desplazadas del lugar. Vogel piensa usar este truco para separar bacterias de diferentes tamaños, por ejemplo bacterias en diferentes estados de crecimiento. Sugirió tambien que el método podría ayudar, además, a elegir partículas separando las de diferentes dimensiones. |