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21/jun/02
La invención de este aparato que revolucionó las
comunicaciones, se la debemos a un italiano: Antonio Meucci. Ahora lo reconoció
la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Claro está, la patente
sigue siendo de Alexander Graham Bell. Historia es historia y negocios son
negocios.
Cambien la Historia: Bell no inventó el teléfono
(Clarín, Canoa,
The Italian Historical Society of America) La Cámara de Representantes (Diputados) de
los Estados Unidos decidió darle el crédito de la invención del teléfono,
hasta ahora atribuida al estadounidense de origen escocés Alexander Graham Bell,
al italiano Antonio
Meucci.
"La vida y obra de Antonio Meucci deben obtener el justo reconocimiento, y
su trabajo en la invención del teléfono debe serle atribuido", dice el
texto, que fue aprobado por simple exclamación a partir de la propuesta de un
legislador republicano de origen italiano, Vito Fosella, del estado de Nueva
York. De este modo, los legisladores dieron por terminada una discusión
histórica.
La resolución es una revancha póstuma para Meucci, un florentino nacido
en que emigró primero a Cuba y luego a Estados Unidos. Meucci tiene en
Staten Island, estado de Nueva York, un museo, el "Garibaldi-Meucci",
que es una especie de templo de la italianidad neoyorquina.
Emily Gear, la directora del museo, dijo: "El teléfono lo inventó él,
pero no tuvo suerte". Su historia, siguió, "refleja el drama de
tantos inmigrantes todavía hoy, discriminados porque no pueden hablar la lengua
del país que los hospeda".
Según sostiene la Sociedad Histórica Italiana en América, la fama y la
fortuna le fueron vedadas a este inmigrante florentino porque no contó con los
250 dólares necesarios para patentar su invento.
Meucci descubrió los principios que guían el funcionamiento del teléfono en
1849 y desarrolló un aparato que funcionaba en 1859. En 1860 lo presentó en un
diario local, escrito en italiano. Y el 28 de diciembre de 1871 dejó registrado
su primer intento de solicitud provisoria, cinco años antes de que Bell llenara
los papeles. Su patente temporaria N° 3.335 se venció al no poder afrontar los
costos del trámite.
El juicio que inició Meucci contra la Compañía Bell fundada por Alexander
no llegó a buen puerto. Los papeles de su patente temporaria se perdieron
misteriosamente.
Según la resolución que aprobaron los legisladores la semana pasada, la
patente fue acordada a Bell, quien trabajaba en el laboratorio en el que Meucci
había depositado su material.
Siguiendo el proceso por fraude, en 1887 las autoridades intentaron anular la
patente entregada a Bell, pero en 1889 después de la muerte de Meucci,
ocurrida en 1896 el caso fue cerrado.
Tampoco se conoció jamás quién fue el comprador del primer aparato creado por
él, que vendió por 6 dólares cuando estaba necesitado. "Dejémosle a
Meucci el honor de ser reconocido como ''el Padre del Teléfono''. Dejemos Bell
que tenga el dinero", dijo John La Corte, presidente de Sociedad Histórica
Italiana en América.
Otra versión de la misma historia...
Al parecer, Meucci tenía problemas con el manejo del inglés, y
probablemente esa fue la causa de que, después de que presentara los detalles
técnicos del invento a la Western Unión, los directivos de esta firma no le
concedieran siquiera una reunión. Entonces, Meucci, que había estudiado en
Italia ingeniería mecánica, pidió que le devolvieran los materiales de su
"telégrafo parlante", pero se encontró con la respuesta de que se
habían perdido. Posteriormente, cayeron en manos Alexander Graham Bell, que
patentó el invento y se llevó la gloria.
Para defender sus derechos, Meucci demandó a Bell y estuvo a punto de ganar el
caso, ya que el Tribunal Supremo de Estados Unidos aceptó investigar las
acusaciones de fraude. Pero Meucci murió y, con él, la acción legal que
había emprendido.
El teléfono lo ideó el italiano cuando trabajaba como técnico de
escenografía en un teatro de Florencia, para ayudar a sus compañeros a
comunicarse. Luego lo perfeccionó cuando su mujer se quedó paralítica, a fin
de que pudiera comunicarse desde la habitación con el taller de Meucci.
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